viernes, 6 de noviembre de 2020

Curso de Psicología espiritual: El Camino espiritual de la fragilidad (4)

 

 EXPRESAR  EL  SUFRIMIENTO  A  TRAVÉS DE LA ORACIÓN,

NOS LIBERA

 

            Paqui, Inmaculada, Pepi, gracias por  compartir vuestra verdad mediante el blog. Esto nos libera del dolor. Sobre todo, cuando, como vosotras, lo hacéis en Oración, dando una nueva dimensión a la misma. Porque como dice el Papa: Orar significa no sólo pedir, sino escuchar, dejar que lo que estamos viviendo nos preocupe. Reconocer que no somos autosuficientes y por tanto, encomendarnos a Dios. Aprender de Jesús a tomar la cruz y abrazar con El los sufrimientos de muchos. Seguirlo en la fragilidad para que a través de nuestra debilidad, llegue la salvación al  mundo. ”Humillaos bajo la poderosa mano de Dios, para que os encumbre en su momento. Confiadle todas vuestras preocupaciones, puesto que El se preocupa de vosotros.(1Pe 5, 6). Así lo vivís vosotras, como estas dos mujeres, Etty H.  y Maria Nöel, cuyo testimonio traemos hoy y con las que vosotras dialogais.

 

1.- La Oración nos ayuda a conocer la propia verdad, cuando nos sentimos frágiles. Nunca creas que tú eres lo que crees ser ahora; eres mucho más. Una zona muy ancha de ti permanece a oscuras en el campo de tu conciencia. En la Oración puedes acercarte a tu fragilidad, si tratas de verte como Dios te ve. Tus posibilidades y tus comportamientos dependen de la imagen que tienes de ti; si no cambias esa imagen, nunca se dará en ti una verdadera transformación. La oración es una experiencia de iluminación de tu propia verdad.  Cuando sepas quién eres, estarás más cerca de Dios. Tu fragilidad orada te fortalecerá.

 

2. En la Oración podemos expresar con libertad todo nuestro sufrimiento. Cada vez que seas más consciente de ti, sin dejarte engañar por las fantasías de tu ego, de donde viene el sufrimiento, te volverás más capaz de resolver tus problemas. Cuando aceptas tu verdad,  te vuelves más creativo ante las dificultades que se te presentan cada día. Cuando expresas el sufrimiento en la oración, le quitas  poder a los problemas, porque éstos no son Dios.

 

3.-Pero sobre todo, por medio de la Oración,  descubres la obra que Dios realiza en ti. La “Contemplación de tu propia historia” te ayuda a ver que tu riqueza está en lo que Dios ha hecho en ti. El pueblo de Israel descubrió que Dios estaba cercano a él reflexionando sobre su propia historia. «Él es mi salvación” (Ex 15,2). Es importante que aprendas a descubrir a Dios en las peripecias de tu propia historia personal. Relee tu vida, verás que misteriosamente una mano te ha ido «modelando» para cumplir una misión en la vida.  Si Dios ha sido fiel hasta hoy, ¿por qué no va a serlo siempre?. El cristiano es una persona optimista; su optimismo nace de la fe y del convencimiento que Dios está junto a Él.

 

4. Dos mujeres, dos orantes, dos testigos. La Oración y su valor terapéutico del sufrimiento

         a) ETTY  HILLESUM, mártir del amor y la fragilidad.(1914-1943). Nació el 15 de enero de 1914 en una familia de tradición judía en Middelburg, Holanda.  Un informe de la Cruz Roja  registra su muerte el 30 de noviembre de 1943 en el campo de exterminio de Auschwitz, en Polonia, donde también murieron sus padres y sus dos hermanos. Y en medio de esta realidad podía decir: La vida es bella a pesar de todo”.

         El Papa Benedicto XVI la recordaba así: Pienso tambien en la figura de Etty Hillesum, una joven holandesa de origen judio que morirá en Auschwitz. En su vida dispersa e inquieta, encuentra a Dios precisamente en medio de la gran tragedia del S.XX. Esta joven frágil e insatisfecha, transfigurada por la fe, se convierte en una mujer llena de amor y de paz interior, capaz de afirmar: Vivo constantemente en intimidad con Dios.  Dios cógeme con tu gran mano y conviérteme en tu instrumento. Y así continuaba su oración.

         “¡Qué grande es, Dios mío, la angustia interior de tus criaturas terrenas...! Te doy gracias por haber hecho venir a mi tanta gente con toda su angustia. Me están hablando con calma, sin tomar precauciones, y de pronto, se revela su angustia en toda su desnudez. Y tengo delante de mi un pobre y pequeño ser humano, desesperado y preguntándose cómo va a seguir viviendo. Ahí es donde empiezan mis dificultades.

         No basta con predicarte, Dios mío, para exhumarte, para sacarte a la luz en los corazones de los otros. Es preciso despejar en el otro el camino que lleva a ti, Dios mío; y para hacerlo es preciso ser un gran conocedor del alma humana; es preciso tener una formación de psicólogo: relación con el padre y la madre, recuerdos de la infancia, sueños, sentimientos de culpabilidad, complejos de inferioridad..., en fin, todo el almacén de los accesorios.

         Comienzo una exploración prudente en todos los que vienen a mí. Los instrumentos que me sirven para abrir la vía hacia ti en los otros, son aún muy rudimentarios. Pero ya dispongo de algunos, y los iré perfeccionando poco a poco y con mucha paciencia. Y te agradezco que me hayas dado el don de leer en el corazón de los demás. A veces, las personas, son para mí como casas con las puertas abiertas. Entro, vago a través de los pasillos, de las habitaciones. La disposición es un poco diferente en cada casa. Sin embargo, todas son semejantes, y debería ser posible hacer de cada una de ellas un santuario para ti, Dios mío.  Y te lo prometo, Dios mío, te buscaré un alojamiento y un techo en el mayor número de casas posibles. Es una imagen divertida: me pongo en camino para buscarte un techo. Hay tantas casas deshabitadas, y te introduzco en ellas como Huésped más importante que puedan recibir.

         b) MARÍA  NOËL (1883-1967). Poetisa francesa, cristiana, testigo de la lucha por la fe.          Una santa de la vida corriente. En las páginas íntimas de su diario dejó grabado el peso de la vida familiar, del vecindario, de las dificultades que habían obstaculizado su creatividad. Puede que en esta cotidianidad, en esta vida absolutamente normal, conquistara los laureles de una verdadera santidad. Maria Nöel es la santa de las pequeñas cosas. Pasó por una dolorosa crisis en su relación con Dios. Sus dudas se explican bien. En 1904, el día de Navidad, descubrió a su hermano pequeño de 12 años muerto en su habitación, y en la misma época, el joven que ella amaba en secreto la abandonó, y en ese dolor vivió duramente a lo largo de toda su vida la prueba de la soledad. Murió mayor, soltera y sin haber dejado nunca su ciudad (Auxerre),  con una gran soledad interior., en la que pudo expresar su dolor por medio de la Oración.

         - Estoy aquí, Dios mío. ¿Me buscas? ¿Qué querías de mi?. No tengo nada más que darte. Desde nuestro último encuentro, no he puesto nada a un lado para ti. Nada... ni siquiera una obra buena. Estaba demasiado cansada. Nada, si siquiera una buena palabra. Estaba demasiado triste. Nada, sino el disgusto de vivir, el aburrimiento, la esterilidad.

         - Y me dice Dios. ¡Dámelos!. La prisa de cada día, por terminar la jornada, si servir para nada, el deseo de reposo lejano del deber y de las obras, el desapego del bien por hacer, el disgusto de Ti, oh Dios mio.: ¡Dámelos!. El sopor de tu alma, los remordimientos de tu flaqueza y la flaqueza más fuerte que los remordimientos...:¡Dámelos!. Turbaciones, sustos, dudas: ¡Dámelos!. Señor, pero entonces Tú, como un trapero, recoges las sobras, las basuras. ¿Qué quieres hacer con ellas, Señor.. ¡Quiero construir el Reino de los Cielos!. Una casa de paz, sin dolor,  para todos.

 

Cuestiones para reflexionar y expresarse.

¿Que alcance puede tener  la Oración en el mundo del dolor?

¿Qué me dicen las oraciones de estas dos  mujeres creyentes en las pruebas de lo cotidiano?

¿Qué oración puedo hacer yo hoy con ellas?

 

 

Fr. José Antonio Segovia. O.P

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