viernes, 9 de febrero de 2018

La mesa de la Palabra: Nuestro vino



Nuestro vino

Evoco en este rincón al político y escritor José Martí, héroe nacional cubano, en su conocida expresión Nuestro vino es amargo, pero es nuestro vino, no para subrayar la constatación resignada ante un cúmulo de realidades que se nos imponen, sino para todo lo contrario.

Porque es señal de estulticia manifiesta aceptar hoy en nuestra actualidad tanto el bajo estilo de los representantes públicos que hacen gala de incultura e ignorancia supina con la que, al parecer, una y otra vez no dejan de incomodarnos. La acedía de nuestro vino en la vida eclesial no nos puede contentar cuando se desarrollan hasta la náusea devociones sin cuento, decisiones canónicas más fieles al derecho que a la misericordia evangélica, manifestaciones externas de culto a los santos que quieren coexistir con una patente ignorancia de las páginas evangélicas y del proyecto del Reino de Dios que contienen. No es de recibo que sigamos dando la vara con la doctrina cristiana cuando se olvida la vivencia de la fe en Cristo Jesús. Tampoco es de recibo nuestro vino acedo cuando las comunidades creyentes no acabamos de entusiasmar ni de contagiar la trama de la diaria convivencia, pues en ella se multiplican desigualdades de trato y remuneración; los abusos a inocentes y el imperio de la posverdad por no decir la mentira; la frivolidad independentista desde el limbo de la ilegalidad o la imposición, venga o no venga a cuento, de la ideología de género; los alarmantes déficits educativos, la impunidad que parece disfruta el mundo de la corrupción nacional. La relación se prolonga hasta la frustración.

Puede que el vino de nuestro momento histórico esté agrio, pero al que cree en Jesús de Nazaret y su Palabra la dificultad no le hace desistir, porque es una idónea ocasión para hacer algo nuevo, centrar la ilusión en la fuerza del Señor no en nuestras decisiones, y para no eximirnos nunca del mejor servicio: dar razones de nuestra esperanza, que es la forma que tenemos los cristianos de que nuestro vino tenga un sugerente bouquet.
sauver, aucune influence à maintenir.
Fr. Jesús Duque OP.