SAN ALBERTO MAGNO. OBISPO Y DOCTOR, de la Orden de Predicadores.
Patrón de los que se
dedican a las Ciencias Naturales.
Celebra
hoy la Iglesia la santidad de vida, la
obra apostólica y cientifica, de un fraile predicador del S. XIII, que llega
hasta nosotros como estímulo para buscar y encontrar a Dios en la naturaleza
como obra de Dios y concretamente en el hombre como culmen de la creación.
San Alberto Magno (1206-1280), nació en Alemania, y estudió en Italia donde se hizo fraile
predicador, enseñando y predicando en Colonia, Friburgo, Ratisbona, Estrasburgo
y París, donde tuvo como discípulo a Santo Tomás de Aquino.
La
santidad de S. Alberto se pone de manifiesto en el testimonio de vida
evangélica realizada en comunidad, mediante la pobreza, el estudio y la
predicación. Es el naturista más renombrado de la Edad media, que se dedicó a
investigar el principio y fin de todas
las cosas de Dios, en especial en el ser humano. Para S. Alberto, el ser humano
es la criatura más perfecta, creada a imagen y semejanza de Dios, elevada a la
comunión de vida con la divinidad. Para él el ser humano es una criatura que no
se debe guiar por el instinto, sino por la fe, el entendimiento y la voluntad,
con responsabilidad personal y compromiso para colaborar con Dios en su obra de
la creación.
Esta
fue su dedicación en sí mismo y en los demás: educar el entendimiento y la
voluntad, para que descubra su verdad y se entregue al fin del proyecto de
Dios. Sólo así se hace humano. Como fundamento para descubrir la verdad S.
Alberto, hombre de fe, pone la Revelación
en la que el mismo Dios se nos manifiesta como Verdad Primera y como
Bien Supremo para el ser humano...
Hoy brilla en sumo grado por sus
escritos y enseñanza. Los estudiosos de las ciencias naturales lo tienen
como patrono. También se distinguió por su extraordinaria piedad hacia el sacramento
de la Eucaristía y para con la Virgen Madre de Dios, la cual lo confortó para perseverar en su
vocación y trabajo pastoral.
Es la personificación más perfecta ―junto con
Tomás
de Aquino― del ideal dominicano.
Fr.
José
Antonio Segovia, O.P.
- Iglesia de Santo Domingo de Scala Coeli - |
Fr. Alberto (1.206/1.280), buscador de la verdad
La indudable relevancia de Tomás de Aquino OP., ha
camuflado en parte a quien fue su maestro en la Sorbona parisiense, fr. Alberto
Magno. De los muchos activos con los que sirvió al Pueblo de Dios desde el
compromiso de la Santa Predicación hoy resaltan como mejor legado para la
presente generación servicios tales como:
·
Enseñó en los
centros más prestigiosos de su tiempo (Colonia, Hildesheim, Friburgo,
Ratisbona, Estrasburgo y París) y tomó parte junto con el franciscano San Buenaventura,
en la defensa de los derechos de las Órdenes Mendicantes a enseñar en las
universidades de entonces
·
Dirige el Studium
Generale de la Orden en Colonia, es elegido padre Provincial de Teutonia y el
Papa Alejandro IV le nombra obispo de Ratisbona con el prioritario objetivo de
pacificar aquella diócesis; lograda la paz de aquella comunidad, renuncia al
episcopado y retorna a su convento
·
Participa en el II
Concilio de Lyon donde hace valer sus dotes de hombre pacificador
·
Muere sobre su mesa
de trabajo, testigo de sus tareas científicas, teológicas, orantes. Magno por
su grandeza de espíritu, por el amplio horizonte de su búsqueda, por su amor a
la naturaleza, por su amor apasionado a la verdad y la paz en la misericordia.
Observador nato fue un cantor de muchos quilates de la creación que compaginaba
con una encendida e ingenua devoción a María de Nazaret
·
Sus obras y su ilustre
discípulo Tomás de Aquino nos recuerdan hoy su grandeza dominicana y
evangelizadora.
Fr. Jesús Duque, O.P.