jueves, 26 de noviembre de 2015

Palabras dominicanas: Predicadores de la GRACIA.



·         Gracia = ¡Dios te ama incondicionalmente!:
             En un mundo de comercio, de venta y compra, de producir y ganar bienes materiales, el amor como un regalo incondicional es “contraproductivo” y provocador . Nosotros no necesitamos producir nada para ser amados por Dios. 

·         Gracia = ¡Dios te creó como una persona única dentro una comunidad!:
            En un mundo de aislamiento y anonimato el valor de la persona individual a menudo es descuidado. El individuo ha llegado a ser intercambiable como una mercadería. Predicar la Gracia de Dios en esta situación podría significar estimar el valor del individuo. “Te he llamado por tu nombre, mío eres tú ..”–esa promesa hablada por Dios al profeta Isaas (Is 43,1), y repetido por Jesús en sus palabras: “(El buen pastor)..llama a sus ovejas por su nombre ...”(Juan 10,3) .

·         Gracia = ¡Dios te propicia a reflejar su imagen!:
          Predicar la Gracia de Dios en un mundo donde la dignidad de las personas a menudo es tan acechada, podría significar -en la tradición de nuestros hermanos Francisco de Vitoria, Antonio de Montesinos, Pedro de Córdoba y Bartolomé de las Casas y muchos otros hombres y muchas otras mujeres de nuestra Orden hasta en nuestros días-: comprometerse de un modo ilimitado para el respeto de cada sujeto, sea quien sea, especialmente para los que son rechazados y excluidos.

          Gracia = ¡Dios te libera de todos tipos de esclavitud!:
             En un mundo de esclavitud y de la revancha el mensaje de Gracia debe recobrar el olor y sabor de la libertad. El respiro profundo, el ay de alivio pueden ser el lenguaje respetado del cuerpo que responde a este regalo de amor de Dios.

·         Gracia = ¡La compasión de Dios es ilimitada!:
          En un mundo, lleno de crueldad y sufrimiento, predicamos a un Dios que es complaciente y compasivo. La palabra hebrea para la complacencia es “rechem”, la misma palabra que fue usada para la matriz (la placenta) de una madre. Jesús renovó esta vista afectuosa de Dios, cuando dijo a sus discípulos para llamar a Dios con la misma expresión como ellos se dirigen a la persona humana más familiar, un padre  amoroso (¡y seguramente también una madre!): “Abba”.

          Gracia = ¡Dios te confía su creación!:
           En un mundo, explotado y enajenado de su determinación, el cuidado de creación no es sólo el lema para partidos verdes o una afición para jardineros, sino un servicio necesario religioso. Acordémonos cómo San Alberto Magno, el predicador itinerante y maestro de San Tomás Aquino, encontró las huellas de Dios en Su creación. También en nuestro millenium la biodiversidad, hasta los milagros técnicos actuales, revela la abundancia y variedad de Dios mismo, alabada a menudo en los salmos bíblicos. Dios nos confia la tierra para el cultivo, para bienestar y utilidad de todos;

·         Gracia = Dios nutre y supera tu esperanza!:
        En un mundo de desesperanza y desconfianza compartimos las frustraciones de nuestros contemporáneos. Pero también recibimos regalos con la dote de la Gracia de Dios, la esperanza; que “no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado.” (Ro 5,5). ¿Dónde está nuestra esperanza alimentada?  Nuestra esperanza tiene un rostro humano: ¡Jesucristo sólo! Él es la razón única de nuestra esperanza. Porque nosotros nos fiamos de sus palabras y actos, no necesitamos desesperar también en las extremas situaciones sin salida. Una comunidad creyente es el mejor caldo de cultivo para que la planta de esperanza, a menudo tan susceptible, pueda prosperar.
Es un signo de gracia cuando podemos reforzarnos uno al otro mutuamente en la esperanza. Ya San Pedro formuló en su primera carta: “Estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que la pidiere”¡ (1 Pe 3,15)
Fr. David Michael Kammler OP