“Uno de los
maestros más grandes de la teología medieval es san Alberto Magno. El título de
"grande" (magnus), con el que pasó a la historia, indica la
vastedad y la profundidad de su doctrina, que unió a la santidad de vida. Ya
sus contemporáneos no dudaban en atribuirle títulos excelentes; un discípulo
suyo, Ulrico de Estrasburgo, lo definió "asombro y milagro de nuestra
época".
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San Alberto Magno - Iglesia de Santo Domingo de Scala Coeli |
Nació en
Alemania a principios del siglo XIII, y todavía muy joven se dirigió a Italia,
a Padua, sede de una de las universidades más famosas del Medioevo. Se dedicó
al estudio de las llamadas "artes liberales": gramática, retórica, dialéctica,
aritmética, geometría, astronomía y música, es decir, de la cultura general,
manifestando el típico interés por las ciencias naturales que muy pronto se
convertiría en el campo predilecto de su especialización. Durante su estancia
en Padua, frecuentó la iglesia de los Dominicos, a los cuales después se unió
con la profesión de los votos religiosos. Las fuentes hagiográficas dan a
entender que Alberto maduró esta decisión gradualmente. La intensa relación con
Dios, el ejemplo de santidad de los frailes dominicos, la escucha de los
sermones del beato Jordán de Sajonia, sucesor de santo Domingo en el gobierno
de la Orden de los Predicadores, fueron los factores decisivos que lo ayudaron
a superar toda duda, venciendo también resistencias familiares. … Recibió el
hábito religioso de manos del beato Jordán de Sajonia.
…. Murió en la
celda de su convento de la Santa Cruz en Colonia en 1280, y muy pronto fue
venerado por sus hermanos dominicos. La Iglesia lo propuso al culto de los
fieles con la beatificación, en 1622, y con la canonización, en 1931, cuando el
Papa Pío XI lo proclamó Doctor de la Iglesia. Se trataba de un reconocimiento
indudablemente apropiado a este gran hombre de Dios e insigne estudioso no sólo
de las verdades de la fe, sino de muchísimos otros sectores del saber.
…Ciertamente,
los métodos científicos adoptados por san Alberto Magno no son los que se
consolidaron en los siglos posteriores. Su método consistía simplemente en la
observación, en la descripción y en la clasificación de los fenómenos
estudiados, pero de este modo abrió la puerta a trabajos futuros.
…Sigue teniendo
mucho que enseñarnos. San Alberto muestra sobre todo que entre fe y ciencia no
existe oposición, pese a algunos episodios de incomprensión que han tenido
lugar en la historia. Un hombre de fe y de oración, como era san Alberto Magno,
puede cultivar serenamente el estudio de las ciencias naturales y avanzar en el
conocimiento del micro y del macrocosmos, descubriendo las leyes propias de la
materia, porque todo esto concurre a alimentar la sed de Dios y el amor a él.
…San Alberto
Magno nos recuerda que entre ciencia y fe existe amistad, y que los hombres de
ciencia pueden recorrer, mediante su vocación al estudio de la naturaleza, un
auténtico y fascinante camino de santidad.
…Aquí está uno
de los grandes méritos de san Alberto: con rigor científico estudió las obras
de Aristóteles, convencido de que todo lo que es realmente racional es
compatible con la fe revelada en las Sagradas Escrituras. En otras palabras,
san Alberto Magno contribuyó así a la formación de una filosofía autónoma,
diferente de la teología, a la cual la une sólo la unidad de la verdad. Así
nació en el siglo XIII una distinción clara entre los dos saberes, filosofía y
teología, que, dialogando entre sí, cooperan armoniosamente al descubrimiento
de la auténtica vocación del hombre, sediento de verdad y de felicidad: es
sobre todo la teología, definida por san Alberto "ciencia afectiva",
la que indica al hombre su llamada a la alegría eterna, una alegría que brota
de la adhesión plena a la verdad.
San Alberto
Magno fue capaz de comunicar estos conceptos de modo sencillo y comprensible.
Auténtico hijo de santo Domingo, predicaba de buen grado al pueblo de Dios, que
era conquistado por su palabra y por el ejemplo de su vida.
Queridos
hermanos y hermanas, pidamos al Señor que nunca falten en la santa Iglesia
teólogos doctos, piadosos y sabios como san Alberto Magno, y que nos ayude a
cada uno de nosotros a hacer nuestra la "fórmula de la santidad" que
él siguió en su vida: "Querer todo lo que yo quiero para la gloria de
Dios, como Dios quiere para su gloria todo lo que él quiere", es decir,
conformarse siempre a la voluntad de Dios para querer y hacerlo todo sólo y
siempre para su gloria.”
BENEDICTO XVI
AUDIENCIA GENERAL
Plaza de San Pedro
Miércoles 24 de marzo de 2010