sábado, 12 de octubre de 2013

ACTIVIDADES III CENTENARIO P. POSADAS: Conferencia del P. José Antonio Segovia


Resumen de la Conferencia pronunciada por el P. José Antonio Segovia O.P.,
 el 5 de Octubre de 2013,
en la Casa de Jesús Nazareno, de las Hermanas Hospitalarias Franciscanas, de Córdoba
con el título:
El P. Posadas y el P. Cristóbal,
reformadores de la vida cristiana en Córdoba por su santidad de vida

 I. El P. Cristóbal y el P. Posadas: Una relación  Humana, Espiritual y Apostólica
Con ocasión de la Beatificación del P. Cristóbal y del tercer Centenario de la muerte del P. Posadas hemos tenido un encuentro entre la Familia Hospitalaria y la Familia Dominicana.

¿Qué relación se estableció entre ellos y qué alcance tuvo para Córdoba?. El P. Posadas afirma.   Bien puedo decir que en 16 años que  conocí al P. Cristóbal, unas veces como amigo, otras como confesor y algunas como fiscal no hallé cosa que  desdijese de una pobreza admirable y de un espíritu alegremente pobre. Y describe con detalles, cómo toda su persona, ojos, oídos, manos y pies, entendimiento y voluntad, estaba todo él  al servicio de la caridad.. El corazón lo tenía dado a los prójimos, era el corazón de todos y de cada uno, por eso gozaban de paz y unión. (P. Posadas).


Por eso,  si la miseria resultaba irresistible en Córdoba, la gracia se hizo palpable en esa relación humana,
espiritual y apostólica del P. Cristóbal y del P. Posadas, con el servicio profético de Caridad desde el Hospital de Jesús Nazareno, con el P. Cristóbal, en el barrio de S. Lorenzo y la Predicación y denuncia desde el Hospitalico con el P. Posadas, en el barrio de Santa Marina (Callejón del Adarve).
El ejercicio de la Caridad desde  El Hospital de Jesús Nazareno y el Hospitalico del P. Posadas. El “Hospital” fue como un sacramento de lo que Dios quiere y puede hacer con sus hijos en situaciones límites. “La ciudad de Córdoba andaba en aquellos momentos como casa sin luz, como mundo sin sol, como nave sin piloto, como hijo sin padre y discípulo sin maestro: llena de ingentes necesidades, que a los ojos de los corazones más duros pedían remedio, cuanto más a los de Dios, que tanto mueven nuestras miserias…Sus casas sin ejemplos de los padres en la virtud y valores cristianos. Sus obras sin espíritu, sus palabras sin Dios, sus conciencias sin virtud. De las casas sólo salían clamores de culpas. No había quien le viese la cara a la virtud, ni conociese su semblante, porque aunque  había en los monasterios de uno y otro sexo muchos religiosos y religiosas de gran virtud, como está retirada en los claustros, faltaban por las calles los que la profesaban, no había quien diese noticia a los ojos de lo que habían de obrar las manos, ni quien dijese con el ejemplo de la persona el camino de la otra vida, por el  ejercicio de las buenas obras, que llevan al alma hasta ver a Dios.
La relación se formó y consolidó, saliendo los dos de sí mismos,  y buscando cada uno el remedio al sufrimiento de los pobres. Relación que nos invita a nosotros meditar en el alcance de nuestras relaciones para el servicio de la caridad apostólica. ¿Cómo trabajamos?. ¿Con qué eficacia?. ¿Qué alcance tienen nuestras relaciones en lo que hacemos por los demás?.

2. ¿Qué aportó el P. Posadas  para la ayuda y  reforma de Córdoba de su tiempo?  Envió Dios a Francisco a la ciudad de Córdoba, como a Jeremías a Jerusalén, para que arrancase los vicios, plantase las virtudes, disipase los males, hiciese crecer los bienes,  destruyese el reino del mal y edificase el Reino de Dios, convidando a las almas con sus divinas misericordias
            ¿Qué logró con todo su trabajo de predicación profética?. Al ayuntamiento de la ciudad, predicó una Cuaresma en su sala Capitular, “Los ladridos evangélicos”. Y como tanto había recorrido las calles y percibido el mal olor de sus moradores, daba a las autoridades los ladridos, para que despertando del sueño de su omisión, velase sobre la ciudad y entendiese y colaborase en su reforma. Les recordaba todas sus obligaciones, descubría donde y cómo estaban los males y ofrecía los remedios. Fr. Pedro de Alcalá
            Podemos decir que  el P. Posadas, llegó a convertirse en el hombre más influyente y respetado de la ciudad, por su predicación, por la santidad de vida, el servicio de la Caridad. El hijo de la vendedora, era a fines del S.XVII el oráculo al que todos consultaban y gracias a ello influía en todas las clases sociales, arreglaba discordias familiares, matrimonios desiguales, conversiones repentinas y pedía para los pobres.
             En los “Ladridos evangélicos” al ayuntamiento de Córdoba, decía: Una de las llagas que padece esta ciudad, es la falta de justicia en pagar los ricos las deudas a los pobres. ¡Qué caudales de pobres tienen consumidos los ricos. ¡Qué de viudas, que de de pobres,, que de trabajadores y criados lloran lo que se les debe porque no se les paga..
             Creía que la salvación de la sociedad estaba, en una reforma de las estructuras, pero sobre todo  en la caridad y en la vida cristiana.
            Predicó por toda la ciudad,  dejando movidos los corazones al amor de la justicia, a evitar los escándalos públicos y cuanto debe prohibir el buen gobierno. Introdujo una cristiana reforma en todo género de gentes, oficios, estados y empleos;  comenzando por los sacerdotes y predicadores, a quienes redujo con su ejemplo a que solamente buscasen en su trabajo la gloria de Dios, eligiendo los asuntos más provechosos, discursos más claros y estilo más inteligible de los oyentes.
            Su predicación  de reforma de vida tuvo siempre  la ayuda  de la Virgen y su Rosario, dando lugar a que esta devoción se extendiese por todo el pueblo. Pobló de ministros los confesionarios y las iglesias de penitentes, que aumentó la práctica de los sacramentos por su predicación. Y sobre todo su contó la influencia de su magisterio espiritual mediante el cual oriento vidas y conciencias, tanto en medio del mundo como dentro del claustro,. Deseaba tanto esta reforma que decía a los predicadores: “No solamente con ladridos, sino con los dientes, como buenos mastines, debemos solicitar el remedio a tantos males..
            La reforma de Córdoba y su aportación a los problemas sociales, espirituales y económicos, tuvieron que ver con su Predicación Profética, pero sobre todo, con su ejemplo de vida. Por eso, el P. Cristóbal y el P. Posadas, serán siempre dos profetas para este pueblo, y la renovación cristiana del mismo.

3. Caridad  y Humildad  del P Posadas en su Predicación Profética.
            La Caridad  y la humildad siempre van unidas. Francisco no amaba sin humildad, ni se humillaba sin amor;  en estas dos virtudes, él bajaba subiendo y subía bajando. Por eso, solía decir. “De esta manera tan beneficiado, y tan poco agradecido, camino en los brazos del mismo amor, ofendiendo al bienhechor y al beneficio.
            El punto de partida de la humildad del P. Posadas fue siempre, la experiencia del amor de Dios. Es esta experiencia quien le lleva a reconocerse pobre, dejando  esta pauta de vida para todos: “El mismo amor que me hace, me deshace”. “Yo me deshago con impulsos vehementes de amor”.
            Cando alguien le consolaba   recordándole sus muchos trabajos, respondía: “ No puedo negar esa verdad, pero ¿cómo los he hecho?. ¿Con qué defectos?. ¿Qué se yo si mirados por aquellos ojos divinos, a quien nada se esconde, se encontrará  algo que pueda ser agradable?.  El P.. Posadas, cuanto más elevado, se ve más hundido, y cuanto más formado, más deshecho. Y es que al amor en tan alto grado, todo le parece nada. Por lo que decía “ En las obras muchas veces conozco que las obro por el puro amor de Dios, salvo los defectos, que no  conoce mi falta de humildad.. La humildad fue siempre la compañera de su mucho amor.
            ¿Pero dónde cultivaba esa humildad, que era como el guardián de las buenas obras, y el muro que las defiende?. En el conocimiento de su propia verdad. Mientras todos lo consideraban perfecto, él se reconocía lleno de muchas miserias. Mientras era para muchos la luz que les abrió los ojos al conocimiento de Dios, él decía: Yo soy sólo como un papelón, que representa lo que no es.. Y desde ese reconocimiento de pobre, se consideraba  como un  lodo, que su Dios había tomado en sus manos,  para formar imágenes suyas. Hizo mucho, pero todo le parecía nada, porque miraba su verdad interior llena de pobreza. El mismo reconocía que Dios lo había tomado como instrumento para dar luz a las almas; pero cuando se miraba a sí, decía que era un tizón ennegrecido. Yo soy el que no soy y Dios es el que es, decía.
            Este conocimiento de su pobreza, lo alimentaba, con el recuerdo y aprecio de sus orígenes humildes, su casa, la tienda de su madre, la vendedora de huevos y verduras”. Por eso, para fomentar más aún la humildad,  le gustaba recordar y recorrer el lugar donde nació, y decía a las personas importantes que le acompañaban:. “Me alegro cuando paso por aquí, porque como me crié entre los canastos de aquella tienda, me es de gusto acordarme cual andaba por aquí cuando muchacho. Cuando me ven pasar por la ciudad, dicen unos: “Allí va el Padre Posadas; y otros, allí va el hijo de la vendedera. ¡Que vamos a hacer!. Hable el mundo como quiera, y vivamos nosotros como debemos. Yo soy hijo de una vendedera.
            Tan enemiga era su humildad de los puestos de honor, como amante de los oficios que conllevan desprecio. Y así dijo muchas veces a sus hijos espirituales.. Si yo fuera un  seglar, no tomaría otro oficio que el de basurero, de quien nadie hiciese caso. En una ocasión le preguntaron por qué lloraba y él respondía, porque no queriendo más que hallar en todos el desprecio, no encuentro sino la honra.
             Esta humildad y sencillez  le permitió vivir en libertad interior sin apego a cosas, cargos, o personas,  desde un hábito nuevo, al cargo de Prior o la mitra de dos obispados. Precisamente, cuando lo eligen Prior del convento de los Mártires, renuncia por cuidar y mantener  a los pobres y a sus frailes de Santo Domingo, diciéndole  al Provincial: “ Espero que vuestra paternidad atenderá la súplica  de este hijo que elige primero remar en galeras, antes que ser Prior... Al renunciar a dos obispados, el de Cádiz y de Alguer decía: Las mitras más honran puesta a los pies, que sobre la cabeza. Antes pondré la cabeza en la tumba que en la mitra. Suelen ser las dignidades como las sombras, no sólo por la brevedad con que pasan, sino porque siguen el mismo cuerpo que las huye.

            

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