Envío
«Id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que ha llegado el Reino de los cielos». Estas palabras de Jesús resuenan con fuerza particular en el contexto del Jubileo de la Esperanza y del tiempo de Adviento. Ambos nos invitan a salir de la indiferencia, a levantar la mirada más allá de nuestras seguridades y a ponernos en camino hacia quienes se han alejado, perdido o sienten que ya no tienen lugar. Esta entrega total es el camino que nos asemeja a Cristo.
Mientras aguardamos su llegada, somos enviados a anunciar que el Reino ya está entre nosotros. Ese anuncio no se hace solo con palabras, sino con gestos concretos de amor, perdón, justicia y solidaridad. El Jubileo, por su parte, nos recuerda la misericordia de Dios, que renueva la vida y abre siempre la posibilidad de un nuevo comienzo.
Esperar al Señor que viene implica abrir caminos de esperanza en medio del dolor, tocar las heridas del mundo con gestos concretos de misericordia y devolver la dignidad a quienes han sido marginados. Curar, limpiar, liberar… son imágenes de todo lo que el amor de Dios puede hacer cuando encuentra corazones disponibles.
Proclamar que ha llegado el Reino es ser mensajeros de esperanza en medio de un mundo herido por el miedo y la desesperanza. Es recordar que Dios no abandona a sus hijos y que siempre hay un camino de regreso.
Por último, la frase “Gratis habéis recibido, dad gratis” orienta nuestra misión: lo que ofrecemos no nace del orgullo ni del interés, sino de la gratuidad con la que Dios nos ha amado primero. En Adviento, el envío se vuelve llamada urgente a vivir y anunciar una esperanza que ya ha comenzado en Cristo.
Oración
Señor Jesús,
que nos envías a las ovejas descarriadas
y nos mandas proclamar que ha llegado el Reino de los cielos,
haz de este Adviento un tiempo de verdadero despertar para nuestro corazón.
Muéstranos los caminos por donde caminan los cansados,
los que han perdido la fe,
los que se sienten solos, confundidos o lejos de Ti.
Danos tu mirada compasiva y tu palabra llena de esperanza
para anunciar con gestos y obras que Tu Reino ya está cerca.












