Tiempo de Adviento, tiempo de espera.
Que nosotros seamos los mejores colaboradores
de la memoria salvadora del Señor:
Que todos tengan vida y la tengan en cantidad y calidad abundante.
Vida que procede de Jesús de Nazaret.
Tenemos que dar testimonio del amor de Dios plantado aquí entre nosotros.
Que el poder y la gloria del Señor sean el servicio y el amor,
el poder del corazón que nos humaniza a todos y
hace que la fuerza de Dios brille por encima de nuestra debilidad.
Nuestro Dios es como el Dios del Antiguo Testamento,
que era el Dios de las promesas.
Nuestro Dios es el Dios de las realidades,
que hace que disfrutemos de su gracia, de su perdón y de su alegría.
Gracias a la Navidad tenemos todos la esperanza por estrenar.