sábado, 6 de mayo de 2017

La mesa de la Palabra: ¿Cultura de corrupción?




¿Cultura de corrupción?

No seré yo quien ponga paños calientes a la corrupción, suceso que alarma con razón a la ciudadanía española, más incluso que el desempleo o el terrorismo. Me horroriza tanto como al que más. Ni tampoco incurriré en adjetivarla: si de pobres o de ricos, de la derecha sociopolítica o de la izquierda, si solo del ámbito económico o del político y partidista.

Es necesario contemplar la actual corrupción desde enfoques distantes no poco de la urgencia mediática y partidista que tanto complica, y oscurece, el panorama de este importante evento. Cabe preguntarse si es mera casualidad que el género literario narrativo en prosa, titulado como novela picaresca, sea un hecho característico de la literatura española, aunque también con expresiones foráneas; fue, ciertamente, un suceso literario que vio la luz en aquel tiempo a caballo entre el Renacimiento y el Barroco y que tanto aportó, como literatura, al Siglo de Oro de las letras hispanas. Perfiles conductuales tales como la truhanería, rufianería y el cohecho dibujan un panorama donde la amoralidad y la burla de la ley son moneda de uso corriente y con acierto quedó reflejado en nuestra mejor literatura.

Sin embargo, ¿qué nivel ético ostenta una sociedad en la que surgen estos hechos? ¿Qué incidencia real tiene en nuestra cultura el hecho de que, según dicen, estamos en una sociedad de apellido católica para que por doquier surjan variedades sin cuentos del acto corrupto? ¿Nos conformamos las comunidades creyentes solo con rechazar hechos tan injustos como el soborno y las comisiones ilegales? ¿Cómo construimos una cultura no solo de respeto a la legalidad, sino de conductas alta y positivamente éticas donde el bien común y el de los más necesitados sea un imperativo irrenunciable? ¿Qué incidencia real tiene nuestra oferta moral en nuestro entorno? Aquí tienen las comunidades cristianas tarea irrenunciable para ser levadura que fermente la masa, y lo hagan al mejor estilo creyente.


Fr. Jesús Duque OP.