El Papa Francisco está
poniendo el acento en la misericordia. ¿Cómo ofrecen la misericordia los padres
y religiosas dominicas?
Una de las antífonas a Santo
Domingo que cantamos al finalizar la oración de la noche lo describe como “predicador
de la gracia”. En la Biblia, los términos de gracia y misericordia son a menudo
intercambiables; se refieren a la vez a la bondad, el perdón, la llamada, el
amor, el interés, la fidelidad, la vida, el amor inagotable de Dios. Así, la
misión de la predicación de la Orden puede entenderse como una misión de
misericordia.
La primera tarea de los dominicos
fue predicar y oir confesiones. La predicación pretendía abrir el camino a la
reconciliación. La celebración del sacramento de la misericordia de Dios fue
considerada como la conclusión natural de la predicación. ¿Qué tenemos que
hacer, hermanos?, preguntó la gente a los apóstoles cuando comenzaron a
predicar la resurrección de Jesús. Los primeros dominicos podrían haber dicho: “arrepentíos
y confesar vuestros pecados”. Nosotros decimos “Deja de lado todo lo que
debilita y envenena tu vida y busca la plenitud de vida que Cristo vino a
darnos”.
Los dominicos también ofrecemos
la misericordia en el mundo a través de nuestras obras de caridad, ayudando a
las personas en situaciones concretas de necesidad. Ofrecemos misericordia a
través del estudio de la verdad dondequiera que se encuentre, y de esa manera
llegar a amar el trabajo tanto de Dios en la creación como los logros humanos
en el pensamiento y en la cultura. Mostramos misericordia cuando predicamos el
Evangelio que es la Buena Noticia de la gracia de Dios, que nos llama a la
amistad con Él. Esta es la mayor misercordia: ser invitados a esta amistad.
(Extracto
de la entrevista realizada a Fr. Bruno Cadoré, y publicada en el semanario Alfa
y Omega, el 7 de enero de 2016)