La Devoción de los Quince Sábados nació por inspiración del
amor a la Virgen María en su advocación de la Virgen del Rosario en la Ciudad
de Pompeya.
Su creador fue el Beato Bartolo Longo, seglar de la Tercera Orden de Santo Domingo, abogado, casado y dedicado a acoger adolescentes incorregibles. Fundó el santuario de Nuestra Señora del Rosario de Pompeya y la congregación dominicana de Hijas del Santísimo Rosario de Pompeya. Fue beatificado por Juan Pablo II.
Su creador fue el Beato Bartolo Longo, seglar de la Tercera Orden de Santo Domingo, abogado, casado y dedicado a acoger adolescentes incorregibles. Fundó el santuario de Nuestra Señora del Rosario de Pompeya y la congregación dominicana de Hijas del Santísimo Rosario de Pompeya. Fue beatificado por Juan Pablo II.
La "devoción de los Quince Sábados" consiste en prometerle a Dios un rezo por 15 sábados consecutivos, en memoria de los 15 misterios del Rosario, con el fin de honrar a la Santísima Virgen y obtener por su mediación alguna gracia especial.
SEGUNDO SABADO SÁBADO
Meditación sobre el primer misterio
gozoso: La Visitación de María Santísima a Santa Isabel.
Virtud: Caridad
Lectura: San
Lucas 1: 39-45
Por aquellos días, María se puso en camino y fue de prisa a
la montaña, a una ciudad de Judá. Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Y cuando Isabel oyó el saludo de María, el niño empezó a dar saltos en su seno.
Entonces Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó a grandes voces:
Bendita tú entre las mujeres y
bendito el fruto de tu vientre. Pero ¿cómo es posible que la madre de mi Señor
venga a visitarme? Porque en cuanto oí tu saludo, el niño empezó a dar saltos
de alegría en mi seno. ¡Dichosa tú que has creído! Porque lo que te ha dicho el
Señor se cumplirá.
Recordatorio: Sor María Romero Meneses: Todas las almas a quienes Dios llama a la santidad, poseen cierta nobleza de sentimientos que las hace superiores a los bienes de la tierra; y al mismo tiempo cierta ternura de corazón, que las hace sensibles a las miserias de los demás, y las induce a sacrificar parte de lo suyo para aliviarlos. Pues bien, de la reunión de estas dos cualidades, nobleza de sentimientos y ternura de corazón, nace la generosidad. ( F II 43 ).
ORACIÓN INICIAL:
Oh María, Madre de gracia y de
caridad por el gozo que tuviste cuando al visitar a Santa Isabel llevaste la
alegría a casa de Zacarías y el Bautista fue santificado al oir tu voz; visita
mi pobre alma, hazle oir tu voz maternal y llénale de grande amor de Dios y del
prójimo.
ORACIÓN DE PETICION:
Oh Salvador mío y Dios mío, por tu
nacimiento, pasión y muerte y por tu gloriosa resurrección, concédeme estas
gracias: (se hace la petición).
Te las pido por el amor de este
misterio en honor del cual recibiré tu Carne y Sangre divina. Te las pido por
tu Corazón Sacratísimo, por tu Santísima Madre Inmaculada, por tu Santísimo
Nombre, oh Jesús, mío, por el que has prometido toda suerte de gracias.
ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN DEL ROSARIO:
Oh Reina, gloriosa del Santísimo
Rosario, Hija del Eterno Padre, Madre del Divino Hijo y Esposa del Espíritu
Santo, por tus gozos y dolores, por tus glorias y por tus méritos de este
misterio en honor del cual ahora me acerco a la Santa Mesa, te pido con toda mi
alma me concedas estas gracias. Ángel de
mi guarda, acompáñame y sugiéreme los afectos más santos, más humildes y más
puros que me sean posibles.
ORACIÓN A SAN JOSÉ:
Oh Padre Augusto de Jesús y Padre
nuestro San José, a quién el Eterno Padre confió su querido Hijo, el Espíritu
Santo; su castísima Esposa; y la Madre Virgen, todos los tesoros de su
virginidad. Tú que tanto puedes con el Corazón de Jesús y el de María, concédeme
estas gracias que tanto deseo.
ORACIÓN A JESÚS CRUCIFICADO:
Heme aquí, mi amado y buen Jesús, que
postrado en vuestra santísima presencia, os ruego con el fervor más vivo que
imprimáis en mi corazón los sentimientos de Fe, de Esperanza, de Caridad, de
dolor de mis pecados y de propósito de no ofenderos más; mientras yo con todo
el amor y con toda la compasión considero vuestras cinco llagas, comenzando de
lo que de Vos, oh Dios mío, dijo el Santo Profeta David: Traspasaron mis manos
y pies y contaron todos mis huesos.
Padre Nuestro...,
Dios te Salve María...,
Gloria...
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