domingo, 6 de octubre de 2024

Novena a la Virgen del Rosario (8): La misericordia de María

Virgen del Rosario. Monasterio de Santa Ana - MM. Dominicas Murcia

 

La misericordia de María
 

    María, como toda buena madre, busca reunir a la familia y nos dice al oído: “Busca a tu hermano”. Así nos abre la puerta a un nuevo amanecer, a una nueva aurora. Nos lleva hasta el umbral, como en la puerta del rico Epulón del Evangelio (cf. Lc 16,19-31). Porque es la caridad la llave que nos abre la puerta del cielo.

    María es Madre de la misericordia porque ha engendrado en su seno el Rostro mismo de la misericordia divina, Jesús, el Esperado de todos los pueblos, el «Príncipe de la Paz» (Is 9,5). El Hijo de Dios, que se hizo carne para nuestra salvación, nos ha dado a su Madre, que se hace peregrina con nosotros para no dejarnos nunca solos en el camino de nuestra vida, sobre todo en los momentos de incertidumbre y de dolor.

    María es Madre de Dios que perdona, que da el perdón, y por eso podemos decir que es Madre del perdón. Esta palabra –«perdón»– tan poco comprendida por la mentalidad mundana, indica sin embargo el fruto propio y original de la fe cristiana. El que no sabe perdonar no ha conocido todavía la plenitud del amor. Y sólo quien ama de verdad es capaz de llegar a perdonar, olvidando la ofensa recibida. A los pies de la cruz, María vio a su Hijo ofrecerse totalmente a sí mismo y así dar testimonio de lo que significa amar como Dios ama. En aquel momento escuchó a Jesús pronunciar palabras que probablemente nacían de lo que ella misma le había enseñado desde niño: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34). En aquel momento, María se convirtió para todos nosotros en Madre del perdón. Ella misma, siguiendo el ejemplo de Jesús y con su gracia, fue capaz de perdonar a los que estaban matando a su Hijo inocente.

    La fuerza del perdón es el auténtico antídoto contra la tristeza provocada por el rencor y por la venganza. El perdón nos abre a la alegría y a la serenidad porque libera el alma de los pensamientos de muerte, mientras el rencor y la venganza perturban la mente y desgarran el corazón quitándole el reposo y la paz.

    Atravesemos, por tanto, la puerta santa de la misericordia con la certeza de que la Virgen Madre nos acompaña, la Santa Madre de Dios, que intercede por nosotros. Dejémonos acompañar por ella para redescubrir la belleza del encuentro con su Hijo Jesús. Abramos de par en par nuestro corazón a la alegría del perdón, conscientes de ver restituida la esperanza cierta, para hacer de nuestra existencia cotidiana un humilde instrumento del amor de Dios.

    Que al contemplar y rezar los misterios del rosario le pidamos ser una comunidad que sabe anunciar a Cristo Jesús, nuestra esperanza, a fin de construir un mundo que sabe acoger a todos, que recibe de la Virgen Madre los dones del diálogo y la paciencia, de la cercanía y la acogida que ama, perdona y no condena.



Francisco: Homilía Apertura puerta santa Basilica Santa María la Mayor (1 de enero de 2016)

Visita Santuario “Mater Misericordiae”, en Vilna (Lituania) (22 de Septiembre de 2018)



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Santísima Virgen del Rosario:


Que tu bondadosa mirada de Madre

guíe el camino interior que debemos recorrer;

que tus benditas manos bendigan

la misión que debemos cumplir;

que tu corazón nos una

al Corazón Glorificado de Cristo

y que nada nos separe de Ti.



Oh Madre, ayuda a los miserables,

fortalece a los desanimados,

consuela a los afligidos,

reza por tu gente.



Que todos los que te veneran

sientan tu ayuda y tu protección.

María, madre de misericordia,

cuida de todos para que no sea inútil la cruz de Cristo,

para que el hombre no pierda el camino del bien,

crezca en la esperanza en Dios,

haga libremente las obras que él le asignó,

y, de esta manera, toda su vida sea un himno a su gloria.



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REZO DEL ROSARIO: Misterios Gloriosos


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