ITINERARIO CUARESMAL
EN EL 2020
En nombre de
Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios (2Cor
5,20)
TERCERA PARADA. Para un chequeo espiritual y examen en Cuaresma
Fui a la clínica del Señor, a
hacerme una revisión de rutina y constaté que estaba enfermo:
- Cuando Jesús me tomó la
presión, vi que estaba baja de ternura.
- Al medirme la temperatura, el
termómetro registró 40 grados de egoísmo.
- Hizo un electrocardiograma y el
diagnóstico fue que necesitaba varios by-pass de amor porque mis venas
estaban bloqueadas de soledad y no abastecían mi corazón vacío.
- Pasé a ortopedia, ya que no
podía caminar al lado de mi hermano, y tampoco podía abrazarlo porque me había
fracturado un brazo y una pierna al tropezar con mi vanidad.
- También me encontró miopía:
ya no podía ver más allá de las cosas negativas de mi prójimo.
- Cuando me quejé de sordera, Jesús
me diagnosticó que había dejado de escuchar su voz cada día.
Por eso Jesús me ha dado hoy una
consulta gratuita y, gracias a su gran misericordia, prometo que al salir de
esta clínica tomaré solamente los medicamentos naturales que me recetó a través
de su Evangelio:
- Al levantarme, tomaré un vaso
de Agradecimiento.
- Al llegar al trabajo, una
cucharada de Paz.
- Cada hora, un comprimido de
paciencia y una copa de Humildad.
- Al llegar a casa, voy a tener
diariamente una inyección de Amor.
- Al irme a acostar, dos cápsulas
de Conciencia tranquila.
¡Gracias, Señor,
por hacer de mí una persona mejor cada día!
Fr. José Antonio
Segovia, O.P.
Detalle de Capilla de la Iglesia de la Natividad (Belén) |
Salmo: "Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu
verdad".
Oración: “Señor, mira compasivo nuestra debilidad y extiende
sobre nosotros tu mano poderosa”.
Evangelio: San Lucas, 5, 27-32
MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA CUARESMA 2020
PARA LA CUARESMA 2020
(III)
… … … 3. La apasionada voluntad de Dios de dialogar con sus hijos
El hecho de que el Señor nos ofrezca una vez más un tiempo
favorable para nuestra conversión nunca debemos darlo por supuesto. Esta nueva
oportunidad debería suscitar en nosotros un sentido de reconocimiento y sacudir
nuestra modorra. A pesar de la presencia —a veces dramática— del mal en nuestra
vida, al igual que en la vida de la Iglesia y del mundo, este espacio que se
nos ofrece para un cambio de rumbo manifiesta la voluntad tenaz de Dios de no
interrumpir el diálogo de salvación con nosotros. En Jesús crucificado, a quien
«Dios hizo pecado en favor nuestro» (2 Co 5,21), ha llegado esta
voluntad hasta el punto de hacer recaer sobre su Hijo todos nuestros pecados,
hasta “poner a Dios contra Dios”, como dijo el papa Benedicto XVI
(cf. Enc. Deus
caritas est, 12). En efecto, Dios ama también a sus enemigos (cf. Mt
5,43-48).
El diálogo que Dios quiere entablar con todo hombre, mediante
el Misterio pascual de su Hijo, no es como el que se atribuye a los atenienses,
los cuales «no se ocupaban en otra cosa que en decir o en oír la última
novedad» (Hch 17,21). Este tipo de charlatanería, dictado por una
curiosidad vacía y superficial, caracteriza la mundanidad de todos los tiempos,
y en nuestros días puede insinuarse también en un uso engañoso de los medios de
comunicación.
… … …