Oh Dios,
que con solicitud nos diste al beato Santiago Salomoni, o.p., para que tu pueblo viviera más intensamente el misterio de la salvación, concédenos,
por sus méritos y ejemplo, conocer a tu Hijo de tal manera que podamos manifestarlo plenamente con nuestra propia vida.
Él, que vive y reina contigo.
Para conseguir la humildad necesita el hombre dos cosas: la gracia de Dios -en este sentido precede lo interior a lo exterior; y el esfuerzo humano, por el que comienza moderando los movimientos exteriores y, al fin, llega a dominar la raíz interior del alma.
(Sto. Tomás de Aquino)