Las relaciones profundas como medio
de evangelización
Las relaciones interpersonales,
cuando son profundas y de fe, son un instrumento de evangelización y cambio.
Para
valorar una relación tengo que salir de mí. Lo importante en el servicio no es
lo que hago, sino cómo me relaciono en lo que hago, cómo ponerme en el lugar
del otro.
Salir
de uno mismo y antes de llegar al otro, supone pasar por montañas de dificultades.
Según
se preparen los encuentros, así salen. Hay que prepararse para la relación.
María y su vida como misión de
evangelizadora. El estilo mariano en la actividad evangelizadora de la Iglesia
Con el Espíritu Santo, en medio del
pueblo siempre está María. Ella reunía a los discípulos para invocarlo, e hizo
posible la explosión misionera que se produjo en Pentecostes. Ella es la madre
de la Iglesia evangelizadora y sin ella no terminamos de comprender el Espíritu
dela nueva evangelización.
María es la que sabe transformar un
establo de animales en la casa de Jesús, con unos pobres pañales, pero con una
montaña de ternura.
María es la esclavita del Padre que se
estremece a la alabanza, la amiga siempre atenta para que no falte el vino de
nuestras vidas, y la del corazón abierto por la espada que comprende todas las
penas.
Es la madre de todos, signo de
esperanza para los pueblos que sufren dolores de parto hasta que brote la
justicia. Es la verdadera madre, aquella que camina con nosotros, lucha con
nosotros y derrama incesantemente la cercanía del amor de Dios.
Es la misionera que se acerca a
nosotros para acompañarnos por la vida abriendo los corazones a la fe con su
cariño materno. Es la estrella de la nueva Evangelización, la mujer de fe que
vive y camina en la fe, y su excepcional peregrinación de la fe representa un
punto de referencia constante para la Iglesia.
Nosotros hoy fijamos en ella la mirada
para que nos ayude a anunciar a todos el mensaje de la salvación, y para que
los nuevos apóstoles se conviertan en agentes evangelizadores.
Cada vez que miramos a María volvemos a
creer en lo revolucionario de la ternura y el cariño. En ella vemos que la
humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, que
no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes. Esta dinámica de
justicia y ternura, de contemplar y caminar hacia los demás es lo que hace de
María un modelo eclesial para la evangelización. Le rogamos que con su oración
maternal nos ayude para que la alegría llegue a ser una casa para muchos, una
madre para todos los pueblos y haga posible el nacimiento de un mundo nuevo.
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