San
Raimundo de Peñafort.
Raimundo
nace en el castillo de Peñafort, cerca de Barcelona, hacia el año 1175. Joven,
ingresa en la comunidad de la catedral de Barcelona para prepararse al
presbiterado. A los 20 años asume la enseñanza de las artes liberales. Es
ordenado presbítero. Cerca de los 30 años se dirige a Bolonia a perfeccionarse
en ciencias jurídicas. Allí obtiene el doctorado en derecho civil y
eclesiástico.
En Bolonia
conoce a Domingo de Guzmán así como la vida y misión de los hermanos. Entonces
pide a su obispo Berenguer de Palou la creación de una comunidad dominicana en
Barcelona. Raimundo retorna allí como eminente jurisconsulto y se dedica a la
enseñanza del derecho; es tenido como árbitro por excelencia en pleitos y
litigios.
Visita con
frecuencia la nueva comunidad de hermanos predicadores.
El obispo
le nombra canónigo de Barcelona; Raimundo lo acepta consagrándose más al
retiro, a la celebración de las Horas y a la docencia. Anhela potenciar su
presbiterado con un estilo de vida más evangélico. Por eso, a sus 47 años, el
viernes santo de 1222, renuncia a la canonjía y entra en la Orden de
Predicadores. Opta así por una vida de austeridad e incesante trabajo.
Por aquella
región los mahometanos encarcelan y torturan a cristianos para hacerlos abandonar
su fe y someterlos. En 1223 colabora con Pedro Nolasco, de quien era confesor,
y con el rey Jaime I de Aragón en la fundación de la Orden de Nuestra Señora de
la Merced, para liberar a los cristianos cautivos y esclavizados por los
islamitas.
Colabora en
la redacción de las Constituciones de la nueva Orden. Posteriormente es
invitado por Gregorio IX a Roma para trabajar el "Corpus
Decretalium", es decir, el Código de Derecho Canónico Medieval.
Retorna a
Barcelona y mientras permanece allí, el capítulo general de Bolonia de 1238 le
elige Maestro de la Orden. Visita las comunidades, comprensivo con todos, se
opone en cuanto puede a que los hermanos sean consagrados obispos; él mismo
rehúsa, de Gregorio IX, los arzobispados de Tarragona en España y de Braga en
Portugal.
Debido a
sus enfermedades, convoca el capítulo general de Bolonia de 1240 para presentar
su renuncia que es aceptada. Vuelto a su región crea dos institutos para la
evangelización de mahometanos y judíos, uno en Murcia y otro en Túnez. Allí se
forman los hermanos en las costumbres y lenguas árabes y judías.
Pide a fray
Tomás de Aquino un proyecto teológico que ayude a la formación y predicación de
los hermanos en este campo; así nace la "Summa contra gentes".
San
Raimundo de Peñafort murió en Barcelona, casi centenario, el 6 de enero de
1275. Su cuerpo se venera en la catedral de Barcelona. Fue el primer santo
canonizado en la actual Basílica Vaticana, por Clemente VIII, el 29 de abril de
1601.
Es el
patrón de los juristas católicos.
Raimundo de
Peñafort se dio del todo al estudio de las letras y de las artes liberales. De
vuelta de Roma a Barcelona, escribe un tratado sobre el sacramento de la
Penitencia; otro, sobre visitas pastorales, a petición de los obispos de
Aragón; y uno más sobre la compra y la venta, para regular las relaciones
justas entre los comerciantes cristianos.
Recibe con
amabilidad a débiles e importantes. Predica cruzadas como itinerante, sin
dispensarse de ayunos, vigilias y observancias de la Orden. Gran amante de la
Virgen María, colaboró en la fundación de la Orden de la Misericordia o Merced,
cuyo objeto fue la redención de los cristianos cautivos de los moros, o con
bienes materiales o quedando cautivos los religiosos para que no peligrase la
fe de los cautivos.
Escribió
una Suma de Moral y de Derecho que fue guía especialmente para los jóvenes en
la resolución de los casos de conciencia. En honra de Nuestro Señor Jesucristo,
de la gloriosa Virgen María y de Santa Catalina Mártir, compuso la Suma
Raimundiana.
Gran
penitente en vigilias y en ayunos, entregado a la predicación, con gran cuidado
de los pobres y oprimidos de los que fue defensor. Consejero prudentísimo, el
legado pontificio lo recomendó al Sumo Pontífice que le nombró capellán de su
palacio, penitenciario mayor y confesor suyo.
San
Raimundo de Peñafort tenía gran humildad y prudencia en dar consejos,
recibiendo a las personas que le consultaban con benignidad y dulzura.
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