Otro milagro se cuenta del santo, ordenado a la caridad con los pobres. Acostumbraba a recoger los fragmentos del pan del refectorio para darlos en la portería a los pobres. Cierto día que en el escapulario llevaba los mendrugos, le preguntó el Prior qué llevaba, y él por toda respuesta abrió el escapulario y apareció lleno de flores, siendo el caso más notable por no ser tiempo de ellas. Las llevaron al altar y mandó el Prior que con más caridad se atendiera en adelante a los pobres.
(Fr. Paulino Álvarez, op, "Varones ilustres de la provincia de Andalucía", Almagro, 1915, p. 535)
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