El libro
El Libro de la oración y meditación ofrece todo un tratado completo de la oración cuya enorme influencia no es posible medir. La riqueza literaria del tratado no afecta en ningún momento la claridad y precisión de los conceptos. A la fundamentación y exposición de la virtud de la oración mental, su método, y sus hermosas meditaciones, añade un estudio sobre la devoción y consejos sobre la necesidad, utilidad y perseverancia.
Fray Luis presenta un método de hacer oración sumamente claro y preciso. Obviamente, no por ello se le puede considerar un mecanicista que ignora el don de la vida de oración, por cuanto él mismo, aludiendo a la excesiva metodización, dirá: "hay algunas personas que hacen una como arte de todas estas reglas y documentos, pareciéndoles que así como el que aprende un oficio, guardadas bien las reglas de él, por virtud de ellas saldrá luego buen oficial, así también el que estas reglas guardare, por virtud de ellas alcanzará luego lo que desea, sin mirar que esto es hacer arte de la gracia y atribuir a reglas y artificios humanos lo que es pura dádiva y misericordia de Dios. Y a este yerro ha dado ocasión la mala manera de enseñar de algunos libros espirituales que andan en romance, los cuales de tal manera encarecen sus reglas, y las enseñan, como si solas ellas sin más gracia bastasen para alcanzar lo que desean".
En la obra de Granada se dejan percibir influencias claras de los dominicos Jerónimo Savonarola (1452-1498) y Bautista de Crema (m. 1534), y mayores del agustino Serafín de Fermo (m. 1540) al igual que del franciscano flamenco Enrique Herp (m. 1477), recomendando inclusive la lectura de estos dos últimos en su Manual de diversas oraciones y espirituales ejercicios. Particularmente se descubren algunas huellas de Herp en el Libro de oración y meditación. En la materia misma de oración habrían también influencias de su amigo y maestro San Juan de Ávila. Del ‘Audi, filia’, obra principal de San Juan, donde trata extensamente de la oración, dice: "también podré yo decir que lo tengo en la cabeza por haberlo leído muchas veces; y, cuando lo leo, paréceme que veo vivo al Padre (Ávila) en aquellas letras muertas, mayormente acordándome cuantas veces platicó conmigo muchas de estas".
Aunque no ha sido canonizado, la influencia de fray Luis entre numerosos santos y cristianos ejemplares hace de él un auténtico maestro espiritual. San Juan de Ribera, Santa Teresa de Ávila, San Juan de la Cruz, San Carlos Borromeo, San Juan de Ávila, San Francisco de Sales, San Vicente de Paúl, el Cardenal Pedro de Berulle, son, entre otros muchos, beneficiarios de los escritos del espiritual granadino.
Incluimos una presentación esquemática del método de oración mental que enseñaba fray Luis, principalmente tomado de su Libro de la oración y meditación.
Método de oración
A. Preparación inmediata
(antes de entrar en la meditación)
1.- Aparejar el corazón para este santo ejercicio:
a. "Puestos en el lugar de oración de rodillas o en pie, o en cruz, o postrado, o sentado, o de otra manera hecha primero la señal de la cruz".
b. Recogimiento. Recoger la imaginación y apartarla de las cosas temporales.
c. Presencia de Dios. Levantar el entendimiento a la presencia de Dios, "con atención y reverencia como si realmente estuviera delante".
d. Arrepentimiento de los pecados. Si en la mañana: confesión general, si en la noche: examen del día y arrepentimiento.
e. Acto de humillación, por el "abismo de infinitos pecados y miserias".
f. Súplica de gracia, para la atención, devoción, recogimiento, reverencia.
2. Lección del paso que se ha de meditar aplicando el entendimiento y la voluntad, para entender y gustar lo que se lee, deteniéndose en algún paso devoto "para mejor sentirle".
B. Cuerpo
3. Meditación -ya imaginaria o intelectual- de lo que se ha leído:
a. "Donde debemos recogernos a considerar, rumiar y pensar, con toda la atención que pudiéramos, lo que hemos leído". "Y porque la principal materia de la meditación es la sagrada Pasión, advertimos aquí que en este misterio se pueden considerar como principales puntos o circunstancias que en él intervienen; conviene a saber: Quién es el que padece; qué es lo que padece; por quién padece; de qué manera padece; y por qué causa padece".
b. "Con intención de sacar afectos y deseos de lo que necesita el alma para apartarse del vicio y seguir la virtud", "procure tratar este negocio más con afectos y sentimientos de la voluntad que con discursos y especulaciones del entendimiento", pues no se trata de un estudio para saber ni predicar.
C. Conclusión
4. Hacimiento de gracias por los beneficios recibidos.
6. Petición (propiamente llamada oración) en la que pedimos todo aquello que nos conviene: para los pueblos: "Confiésente los pueblos, Señor"; así para nuestra salud, como para la de nuestros prójimos y de toda la Iglesia. Particularmente detenerse en pedir el amor de Dios, "pidiendo al Señor esta virtud con entrañables afectos y deseos pues en esto consiste todo nuestro bien".
NOTA: Estas partes y su orden no son rígidos, ya que el ejercicio de oración y meditación está abierto al "uso, la experiencia -personal- y mucho más al Espíritu Santo".
El maestro Fray Luis de Granada (1504-1588) por Luis Fernando Figari http://www.oracioncatolica.info/frayluisdegranada
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