sábado, 17 de octubre de 2020

Curso de Psicología espiritual: El Camino espiritual de la fragilidad (1)

 

¿Cómo transformar las heridas en perlas?

           

            La casa de Oración, Santo Domingo de EscalaCoeli de Córdoba, reanuda el Camino y su Labor espiritual en este curso 2020-2021, marcado por la inquietud de la Pandemia del Covid-19, sabiendo que si su misión siempre ha sido necesaria, en estas circunstancias aún más, porque si el riesgo del virus es grande, no puede ser menos el Espíritu de Dios para hacerle frente.

            Las actividades de “Oración y Vida” que programamos cada curso desde esta casa, las hemos tenido que suprimir en vivo por exigencias obvias de las circunstancias sanitarias, y así lo hemos hecho saber a todos los cristianos que programan su trabajo espiritual contando con ayuda de nuestras de actividades.

            Sin embargo, este curso el Señor nos ofrece como a Jeremías una rama de almendro, que nos recuerda que aunque nos marchitemos, es para reverdecer. “El Señor me preguntó. ¿Qué ves, Jeremías?. Respondí: Veo una rama de almendro. Y el Señor me dijo: ¡Bien visto, pues yo velo por mi palabra para cumplirla (Jer  1,11s). Esta rama verde para mantener viva y despierta la Palabra en nuestras vidas quiere ser el Blog Scalacoeli, que nos ha acompañado siempre para extender la voz de cuanto se hace y se  programa en esta casa. Este medio que cada día visitan y utilizan más cristianos para expresarse y alimentarse espiritualmente, lo valoramos, agradecemos y utilizamos para nuestro bien.

 

1.  El Camino espiritual de la fragilidad”. El primer curso que teníamos programado en la Casa, para este fin de semana del 16 a 18 de octubre, es de Psicología espiritual: “El Camino espiritual de la fragilidad”, precisamente para ofrecer con él las claves de vida y de fe, con las que afrontar las situaciones difíciles del momento. Este material previsto para el curso lo queremos hacer llegar a todos a través del Blog Scalacoeli, con el fin de dar oportunidad  a muchos más,  a pensar, expresarse y orar a partir de sus diferentes experiencias de fragilidad. Y esto como camino espiritual personal que según León Felipe cada uno tiene que recorrer personalmente, solo y con los demás,  para encontrarse con Dios: Nadie fue ayer, ni va hoy, ni irá mañana hacia Dios por este mismo camino que yo voy... Todo está en continuo cambio. ¿Cual es pues el secreto del caminante? Aparte de caer en la cuenta de que hay que ser en la vida “romero”, romero sólo que cruza por caminos nuevos, lo importante no es tanto a donde te lleven tus pies, ni el equipaje, ni a qué ciudad, sino la luz interior del caminante. Ni si estoy aquí o allá, soy rico o pobre, guapo o feo, sano o enfermo, sino despertar a la verdad suprema y tomar conciencia de que en realidad nunca salí de casa, pues todo lo llevo dentro.

            Este camino espiritual de la fragilidad, lleva los  rostros de las experiencias humanas y espirituales vividas en el tiempo de Pandemia del Covid-19. El desafío es ver cómo podemos extraer de estos malos tiempos algo bueno... Lograr qué aspectos positivos de nuestro ser, que estaban  quizás un tanto ocultos u olvidados, emerjan a nuestro vivir.

            Dicen que la pandemia ha ayudado a ser más solidarios. La pena del otro nos duele y nos aproxima a él. Quizás el triunfo produce la reacción contraria: el otro triunfa, yo no, el fracaso está de mi parte. Sin embargo, si el que sufre es el otro, yo soy el sano, el fuerte, puedo permitirme acercarme y ayudarle.

             La pandemia se ha convertido en un lazo de unión entre los pueblos, es algo globalizado. A nadie gusta que el virus se propague en un lugar determinado, porque, a pesar de precauciones como cuarentenas, cabe la posibilidad de que llegue a nosotros. Por eso el remedio secular, el confinamiento, se impone. Así nos encontramos con un factor contrario a la globalización, pero no a la solidaridad: hay que establecer distancias entre los seres humanos.

           La pandemia es, una situación generadora de contrastes en las relaciones sociales. Que acerca y distancia, que te hace estar pendiente del otro y a la vez confían y lo rehúye. Porque esta epidemia no la transmite un mosquito, u otro ser de la creación, sino nosotros, unos a otros, somos pues enemigos unos de otros, por ser la potencial causa de la enfermedad. La soledad nos oprime, necesitamos presencia real del otro, el abrazo, la manifestación de que estoy en su vida como él en la mía. Se genera un deseo de comunicación, en especial afectiva.      

            Pero junto a esto, se ha introducido también la incertidumbre en nuestra vida. Nadie puede asegurar cómo va a evolucionar la pandemia. El desconocimiento de ella, al menos por el momento, no permite prever el futuro. Ese desconocimiento, existe en quienes están preparados para conocerla, los científicos. Es una lección de humildad. Es lección sobre nuestra verdad; descubre lo que somos: el dueño del universo, el ser humano es alguien del que puede reírse un virus, si es que los virus se ríen. Manifiesta que nuestro mundo, nuestro pequeño mundo nos es en gran parte desconocido. Eso puede ayudarnos a conocernos mejor y situarnos con más realidad en el universo.           

            ¿Qué le dejamos a Dios en todo esto? Ya han salido los que ven en la pandemia un castigo de Dios, por cómo estamos descuidando su Universo; y descuidamos la relación entre nosotros, al dedicar tiempo, medios, inteligencia a programas de aplastamiento del otro, o de su destrucción o de su sometimiento a nuestros intereses o gustos. O simplemente, castigo por nuestro olvido de Él.           

            Somos nosotros los que hemos de aprovechar esa situación de dolor para tratar  de vernos a los ojos de Dios. La pandemia, como todo peligro, sobre todo si es de vida, nos ha de conducir a descubrir qué es lo esencial en nuestro vivir. Es obligación nuestra cuidar nuestra propia vida. Pero también con la misma fuerza, la de los demás. La pandemia no ha de conducir al ruego a Dios para que nos libre  sin pensar y rogar para que libre a los demás. No ha de pretender que Dios tome partido por quien reza, y abandone al que no lo hace.           

            No debemos bajar la guardia en el cuidado de no ser víctima del virus. Sabemos que cuidarnos a nosotros, tomar las precauciones debidas favorece a que la pandemia no se propague. No llegue a otros. Pero hemos de vivir esa situación con el pensamiento en quienes tienen menos medios para poder evitarla, menos medios para acceder a quien pueda atenderle.           

Hay que agradecer a quienes luchan, se esfuerzan, se entregan a remediar la situación que genera la pandemia, o a entender a los que han contraído la enfermedad. Tantos profesionales, y también voluntarios, que permiten que confiemos en que se ha de superar esta situación. Hemos de elevar la oración a Dios para que siga fortaleciendo su espíritu de entrega, y su buen hacer para lograr vencer la pandemia y atender a quienes la han contraído

           

2. Las experiencias de fragilidad  humana  y la práctica de la vida espiritual,  se reclaman, y esto lo queremos tener en cuenta para nuestra reflexión y oración en el camino de este curso, porque

a) La vida es el punto de encuentro entre psicología y espiritualidad. Sólo desde la vida y en función de la vida es posible repensar la práctica psicológica y el cultivo de una espiritualidad que se plasma en el modo concreto de vivir.

b) La psicología trata de ayudar al ser humano a crecer, a sanar, a comprender su experiencia y a formularla en sus categorías. Sabemos que no hay una forma de comprender la experiencia, sino muchas. La toma de postura está condicionada por el modo de entender al ser humano y la propia realización. Podemos adentramos en los callejones de la fragilidad, el miedo, la culpa, el aislamiento y la locura. Por eso es tan importante tener en cuenta la realidad toda de cada persona en cada situación para alentar a vivir de la forma más reconciliada posible.

·La espiritualidad  alude a la vida según el Espíritu, la forma concreta, estilo o talante de vivir el seguimiento de Jesús y la construcción de su Reino. Una espiritualidad desencarnada de la vida conduce a la fuga o a la violencia soterrada. Una espiritualidad voluntarista mata la fraternidad. La espiritualidad cristiana se alimenta de un estilo de vida según el Evangelio, dejándose guiar por el Espíritu. Esto ocurre por la experiencia de un “encuentro fundante’ se alimenta por la mística y se expresa en la profecía.

 

3. Algunas cuestiones de Psicología Espiritual en el camino de la Fragilidad.

            Todas las semanas y hasta  la Navidad, con el Misterio de la Encarnación, iremos recorriendo este camino de la Fragilidad con los temas siguientes. El objetivo es que con ellos reflexiones y oremos, pero también que nos expresemos en nuestra fragilidad a través del blog.

            - ¿Es posible hablar de un estrés cristiano? ¿Cómo vive y gestiona el cristiano el estrés?

            - La experiencia de ser cuidado y querido por Dios, en  la  fragilidad.

            - Expresar el sufrimiento a través de la Oración, nos fortalece y  libera de los miedos.

            - Himno a la fragilidad.Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. 2Cor 12,10.

            - El don de los límites para recomenzar

            -  ETTY  HILLESUM, mártir del amor y la fragilidad.  (1914-1943)

            - Jesús no huye de los límites,  sino que los utiliza.

            - Rumores de Dios en los límites del sufrimiento

           - ¿Cómo poder  ayudar  en la fragilidad? El  evangelio del sufrimiento

           - El  proceso  de  marchitarse  para  reverdecer.

           - La regeneración espiritual. Es necesario nacer de nuevo. Jn 3,1-16)

           - El arte de recomenzar.

 

4. Cuestiones para pensar y expresarse a través del blog.

¿Qué experiencias de fragilidad se me presentan hoy en la vida?

¿Qué me sugieren esos hitos señalados  en el camino de la fragilidad?

¿Estoy dispuesto a reverdecer, recomenzar y renacer de nuevo?

 

ORACION.

Con tanta historia sabida, con tanta madurez humana, con tanta vida ya vivida, con tanta gracia derramada, con tantos medios poseídos, con tanta ciencia conocida, con tanta prueba superada, con la fe ya acrisolada, caminando en solidaridad y justicia, estando en tu comunidad cristiana, creí que esto no llegaría: que los aprietos y pruebas ya no podían mellar mi ánimo ni el alma mía.

Y de la noche a la mañana todo se me hace cuesta arriba, todo punza y desgarra, todo es insoportable, todo es triste y negro y parece que no hay salida posible.

Me cuesta mucho ser yo mismo y más dejarme guiar por tu espíritu. Tu nombre ni me cura ni me calma -es como ceniza- y mis obras se desploman.

No sé en que terminará esta lucha, no sé qué será de nuestra tierra, no sé cómo germinarán nuestros sueños, no sé qué será de los que sufren y esperan, no sé qué será de los que te testimonian, no sé adónde irán nuestras vidas, pero yo me pongo en tus manos, con la esperanza de que nada se pierda nada de cuanto ahora, peno, sufro y quiero. Álzame hasta tu regazo, cálmame si es necesario.

                                                                                 

Fr. José. Antonio Segovia. O.P

4 comentarios:

  1. Gracias Jose Antonio! Que hondura tiene este blog. La oracion final me ha hecho mucho bien.
    Un abrazo cercano desde la distancia.
    Inmaculada.

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  2. Mi fragilidad se agranda cuando dejo la oracion...es verdad que con la voluntad solo no se consigue fortalecerla. Necesito pasar a la acción y no lo logro. Y me doy cuenta que estoy haciendo lo contrario de lo que quiero y necesito.Seguiremos rumiando la Palabra para avivarla y despertarla. Gracias Padre José Antonio, por su entrega y servicio.

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  3. ¿Qué experiencias de fragilidad se me presentan hoy en la vida?
    La experiencia de mi fragilidad es la preocupación por los que me rodean, por mi familia y amigos, porque todos se encuentren en perfecto estado de salud y porque sepan aprovechar este tiempo que Dios nos ha dado para el encuentro profundo de su amor misericordioso.
    Nosotros podemos entrar en intimidad profunda con el amado, pero no podemos hacer que los nuestros tomen la misma decisión que hemos tomado. La salvación es individual y la apertura de la gracia del amor a Dios como eje de nuestra vida.
    Mi fragilidad de salud bronquial y física, muchas veces me lleva a limitar mi deseo mas profundo de servir a los más necesitados. Esto muchas veces las personas que me rodean no siempre lo entienden y se prestan a juzgar sin conocer el dolor de querer servir y no poder por la fragilidad de mi salud.
    Donde es capaz de llegar nuestra oración para hacer un acto de presencia no entendible en nuestra sociedad de una fragilidad espiritual profunda. Es poco entendible que el que ama hace acto de presencia a través de su oración.

    ¿Qué me sugieren esos hitos señalados en el camino de la fragilidad?
    Me sugiere una entrega mas profunda en la oración y buscando el encuentro con Dios en todos los acontecimientos vividos, para así poder llegar a la espiritualidad profunda alimentándome por el Evangelio y dejándome conducir por Espíritu Santo.
    ¿Estoy dispuesto a reverdecer, recomenzar y renacer de nuevo?
    Si estoy dispuesta a reverdecer, recomenzar y renacer de nuevo con la ayuda y la gracia de mi amado Jesús-eucaristía. Me basta su gracia y su amor.

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  4. ¿Qué experiencias de fragilidad se me presentan hoy en la vida?
    La experiencia de mi fragilidad es la preocupación por los que me rodean, por mi familia y amigos, porque todos se encuentren en perfecto estado de salud y porque sepan aprovechar este tiempo que Dios nos ha dado para el encuentro profundo de su amor misericordioso.
    Nosotros podemos entrar en intimidad profunda con el amado, pero no podemos hacer que los nuestros tomen la misma decisión que hemos tomado. La salvación es individual y la apertura de la gracia del amor a Dios como eje de nuestra vida.
    Mi fragilidad de salud bronquial y física, muchas veces me lleva a limitar mi deseo mas profundo de servir a los más necesitados. Esto muchas veces las personas que me rodean no siempre lo entienden y se prestan a juzgar sin conocer el dolor de querer servir y no poder por la fragilidad de mi salud.
    Donde es capaz de llegar nuestra oración para hacer un acto de presencia no entendible en nuestra sociedad de una fragilidad espiritual profunda. Es poco entendible que el que ama hace acto de presencia a través de su oración.

    ¿Qué me sugieren esos hitos señalados en el camino de la fragilidad?
    Me sugiere una entrega mas profunda en la oración y buscando el encuentro con Dios en todos los acontecimientos vividos, para así poder llegar a la espiritualidad profunda alimentándome por el Evangelio y dejándome conducir por Espíritu Santo.
    ¿Estoy dispuesto a reverdecer, recomenzar y renacer de nuevo?
    Si estoy dispuesta a reverdecer, recomenzar y renacer de nuevo con la ayuda y la gracia de mi amado Jesús-eucaristía. Me basta su gracia y su amor.


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