El cuidado mutuo. ¿Cómo cuidar y dejarme cuidar?
El cuidado es una solicitud que se pone en la realización de un
trabajo, de una persona, de una misión.
La Biblia admira y
recomienda esta presencia inteligente, amorosa y activa del hombre en todos sus
quehaceres. Ejemplos: Proverbios 31,10-31; Eclesiástico 38,24-34; 50,1-4.
La Biblia valora
aún más el cuidado personal espiritual. El ejemplo pr excelencia de buen
cuidador es Jesús, entregado a su misión de forma personalizada. Ejemplos Lucas
12,50 y 22-23.
Jesús invita a
dejarse cuidar por Dios con las riquezas del Reino. Los cuidados divinos son ,
por sí mismos, un llamamiento a la experiencia de confianza y atención amorosa,
que rebosa toda inteligencia, guardará las crisis y nos dará cuanto necesitamos
a tavés de Jesucristo y de nuestro propio cuidado mutuo en la pareja.
Pero, ¿estoy
dispuesto a dejarme cuidar?¿qué cuidados debe ofrecerse toda pareja?
·
Cuidado físico: Es el elemento
sugestivo inicial de toda relación. Cuidate como forma de quererte y amarte a
ti mismo. Esto hará que se sientas mejor contigo y con tu pareja.
·
Cuidar intereses comunes: Hay que
recuperar el tiempo y el espacio que con el paso de los años se descuida de
compartir momentos significativos, disfrutando lo que gusta hacer juntos.
·
Cuidar la afectividad. Este vínculo
necesita ser cuidado diariamente e todos su detalles.
·
Cuidar la comunicación eficaz. La
afectividad se vive en la comunicación, que tiene que ver con escuchar
atentamente y tratar de entender como piensa y siente el otro. Con palabras,
gestos detalles o silencios.
·
Cuidado en ver el punto de vista del
otro. Poder ver el punto de vista de la pareja, ponerse en su lugar, sus
sentimientos, su situación, angustia, dolor.
·
Cuidar el respeto al otro. La
dignidad, la voluntad, los derechos de todo ser humano nunca deben ser
violentados. Detrás de toda crisis existen luchas de poder impuestas por falta
de respeto.
·
Cuidar la dimensión espiritual del
otro. Acoger, respetar su manera de pensar, sus interrogantes y búsquedas, sus
lenguajes y formas de relacionarse con Dios.
Oración:
Padre, ayúdanos a tocar la
fragilidad de las personas a nuestro cuidado, con respeto y dignidad.
Ayúdanos a tocar nuestra propia
fragilidad y a tocar la grandeza de nuestro corazón.
Que nuestro cuidado esté
impregnado de amabilidad y respeto, de paciencia y atención, de firmeza y
ternura.
Perdónanos, como nosotros nos
perdonamos.
Sigue cuidando de los dos, para
que podamos cuidar a los que nos necesitan. AMEN.
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