¡Después de dos años de confinamiento, vacunas, mascarillas y distancias, ¡hoy abrimos de nuevo esta ventana del Blog de Scala Coeli, para empezar de nuevo a respirar y acelerar el ritmo de nuestro camino espiritual!. Y lo hacemos con la oportunidad de un nuevo Adviento, para inspirar a Dios, y hacerlo de una forma más honda, más sana, más natural y más espiritual.
El Adviento del año pasado lo dedicamos a hacernos cargo de nuestra fragilidad, hasta llegar a reverdecer en la Carne de un Niño. Este año vamos a hacerlo con otra actitud: “Viviendo la vida y la fe como una experiencia de Regeneración”, aprendiendo y recogiendo los frutos de aquel alumbramiento. “Del camino de la Fragilidad al de la Regeneración espiritual”.
Es verdad que sigue habiendo momentos en que nos falta el aliento y necesitamos respirar mejor. Por una razón o por otra, por problemas de salud, de vejez, de cansancio y agotamiento. Quizás por problemas psíquicos o físicos, problemas de relación y convivencia, problemas sociales y económicos, todo ello puede provocar en nosotros asfixia y angustia. Pero sobre todo depresión espiritual porque no nos oxigenamos bien. En tiempos de crisis empezamos a sufrir desajustes respiratorios. Nos falta el aliento para llegar al final de la meta. Nos ponemos nerviosos y nos estresamos. Tenemos que sentarnos a mitad de camino para respirar mejor.
Otras veces el problema está en la contaminación del ambiente espiritual de soledad y desánimo. Respiramos un aire que no es limpio y que ensucia nuestros pulmones, como el de las habitaciones muy cerradas o estancias de fumadores o cualquier otro tipo de contagio.
Por eso, necesitamos retomar todas esas secuelas que nos ha dejado esa crisis globalizada, que no es solamente económica, sino de valores, no sólo crisis de bienestar, sino de humanidad, y espiritual muy profunda, parece que está originando asfixia de millones de personas, sea violenta, sea lenta. El ambiente está muy enrarecido, cargado de malos humores. Respiramos, por desgracia, aires nuevos, contagiados de angustia, desconfianza, desánimo, pesimismo. Respiramos poco y respiramos mal. Nos llenamos de virus negativos y entristecidos. ¿Qué podemos hacer?. ¡Volver a empezar!. ¡Renacer!. ¡Regenerarnos desde la experiencia vivida!
EN ADVIENTO, PODEMOS VOLVER A RESPIRAR ESPERANZA.
*Desde la fe vivida en la fragilidad, abrimos hoy las ventanas de la Regeneración, de la Renovación, del Renacimiento, como hizo Juan XXIII.
*Desde la fe de Adviento, nos quitamos las mascarillas, los cristales oscuros de los miedos, y nos ponemos cristales limpios de un tiempo nuevo.
*Desde la fe Regeneradora, dejamos de mirar hacia atrás y hacia abajo y nos disponemos a mirar hacia adelante y hacia arriba.
*Desde esta Fe de un Adviento Nuevo, subimos a la montaña y empezamos a respirar las corrientes puras de la esperanza.
*La Esperanza es un aire que regenera y rejuvenece, que nos llena de gozo y energía.
*La Regeneración de la Esperanza, nos acerca a la realidad de un mundo nuevo, estructuras nuevas, empresas nuevas, trabajo nuevo: He aquí que yo hago un cielo nuevo y una tierra nueva, dice Dios (Is 65,17; Ap 21,1).
Las estaciones por las que vamos a pasar en este viaje espiritual de Adviento, y en las que vamos a detenernos, para repostar la esperanza durante estas cuatro semanas hasta Navidad, van a ser las siguientes:
1ª Semana. ¡El arte de Recomenzar!. El comienzo lo contiene todo
2ª Semana. ¡La Regeneración espiritual!. Es necesario nacer de nuevo en Dios.
3ª Semana. “La Oración como experiencia regeneradora”. Con aliento Divino.
4ª Semana. “La regeneración nos hace testigos de vida y esperanza. ¡Alegraos!
NAVIDAD. “Soñemos una vida mejor, con Jesús en nuestras manos”
ORACIÓN DE ADVIENTO,
como experiencia de Regeneración espiritual
En nombre del Padre Dios
os anuncio que comienza el Adviento.
Restregaos los ojos y alzad la vista,
mirad al horizonte, perforad la realidad,
daos cuenta del momento: es una nueva oportunidad.
Aguzad el oído, captad los gritos y los susurros
de la vida, de los que luchan por la vida, de los que sufren en la vida.
Empezamos Adviento y una vez más
vemos el horizonte teñirse de esperanza.
En medio de nubarrones de pobreza, injusticia e insolidaridad
clarea el alba de la regeneración, pues Dios se encarna.
Dios es quien nos visita, ayer, hoy y siempre.
Y una Navidad fraternal, solidaria, hecha de austeridad y alegría
aparece como regalo.
Estad alerta, vigilad…¡Convertíos en centinelas
que oteéis el Reino que viene, que no os pase desapercibido!.
Que os incorporéis en la corriente de vida nueva,
que fluye ya, aunque quizás subterránea, por nuestra sociedad.
Esperad con Maria al Enmanuel, al que hará caer a los ricos
y sostendrá a los pobres y a los limpios de corazón,
y a los que tienen entrañas de misericordia.
Alegraos, saltad de júbilo.
Poneos traje de fiesta, perfumaos… que se note que viene Dios.
Compartid, preocupaos por la justicia y la fraternidad,
Que se note que viene Dios y que le encuentran los que practican la justicia.
Preparad el camino. Viene, viene ya, está llamando a la puerta,
Poneos en pie, encended la lámpara y acoged la nueva vida que nos da.
Amén.
Fr. José Antonio Segovia, OP
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comparte con nosotros...