sábado, 3 de marzo de 2018

La mesa de la Palabra: Servir solidez



Servir solidez

No faltan quienes, ante el vértigo de los cambios tan numerosos como rápidos que se operan en nuestro mundo, denominan a nuestra sociedad moderna como sociedad líquida, queriendo significar así que las condiciones contextuales en las que nos movemos cambian antes que nuestras formas de actuar se consoliden en unos hábitos y rutinas determinados. Inmediata consecuencia: que nuestra sociedad no puede mantener su perfil ni su rumbo de forma consistente durante mucho tiempo. Lo mediato: perder el norte, vaciar de fuerza normativa la cultura e incluso nuestro modo de vida, fascinación por lo que no te hace pensar y se digiere, por epidérmico, con peligrosa facilidad. Si esto fuera poco, los logros individuales por mor del trabajo y el esfuerzo no se consolidan en bienes duraderos, porque todo está convulso, pues lo que ayer era pasivo pasa a ser activo en un lapso de tiempo reducido; las capacidades y destrezas derivan, a su vez, en incapacidades obsoletas que abonan, en el mejor de los casos, perplejidad ante la vida cuando no una actitud de anomia que resta valor a todo lo que a uno le rodea.

En este medio hay que predicar el evangelio de Jesús de Nazaret; confiando más en la fuerza de la Palabra que en las propias estrategias pastorales que, por demás, bueno es que brinden siempre a la persona solidez de valores, confianza en su personal proyecto, apertura a la construcción de un nosotros comprometido y estimulante. La cultura moderna seguirá con su genuina liquidez, con las aguas movedizas que marean a la humanidad, pero el creyente, de la mano del Maestro, debe servir a la no fácil tarea de recuperar un perfil humano sólido y esperanzador capaz de apertura a los demás y, sobre todo, al Otro por excelencia. Éste Otro gusta ser buscado y servido en todo ser humano que nos acompaña en el camino de la vida. Vale la pena que nuestra vida sea menos líquida y más sólida con aportes que dan fuerza a nuestro corazón, campo donde se siembra la Palabra.

sauver, aucune influence à maintenir.
Fr. Jesús Duque OP.