Virgen del Rosario - Iglesa Conventual de Santo Domingo - PP. Dominicos - Cádiz |
El ánimo de María
María nos anima a acudir a Dios en momentos de necesidad. Durante las bodas de Caná, cuando se acaba el vino, María intercede por los novios y le pide a Jesús que haga algo al respecto (Juan 2:1-11).
Para S. Juan Pablo II, en principio, Jesús da a entender a María que él ya no depende de ella, sino que debe tomar la iniciativa para realizar la obra del Padre. María, entonces, dócilmente deja de insistir ante él y, en cambio, se dirige a los sirvientes para invitarlos a cumplir sus órdenes.
En cualquier caso, su confianza en el Hijo es premiada. Jesús, al que ella ha dejado totalmente la iniciativa, hace el milagro, reconociendo la valentía y la docilidad de su madre: «Jesús les dice: "Llenad las tinajas de agua". Y las llenaron hasta el borde» (Jn 2, 7). Así, también la obediencia de los sirvientes contribuye a proporcionar vino en abundancia.
La exhortación de María: «Haced lo que él os diga», conserva un valor siempre actual para los cristianos de todos los tiempos, y está destinada a renovar su efecto maravilloso en la vida de cada uno. Invita a una confianza sin vacilaciones, sobre todo cuando no se entienden el sentido y la utilidad de lo que Cristo pide.
De la misma manera que en el relato de la cananea (cf. Mt 15, 24-26) el rechazo aparente de Jesús exalta la fe de la mujer, también las palabras del Hijo «Todavía no ha llegado mi hora», junto con la realización del primer milagro, manifiestan la grandeza de la fe de la Madre y la fuerza de su oración.
El episodio de las bodas de Caná nos estimula a ser valientes en la fe y a experimentar en nuestra vida la verdad de las palabras del Evangelio: «Pedid y se os dará» (Mt 7, 7; Lc 11, 9).
María nos enseña a ir a Dios con nuestras necesidades, sabiendo que él nos escucha y está dispuesto a ayudarnos.
Para Francisco, las palabras que María dirige a los sirvientes, “Haced lo que El os diga”, son sus últimas palabras referidas por los Evangelios, como una herencia que nos deja a todos. Es una expresión que recuerda la fórmula de fe utilizada por el pueblo de Israel en el Sinaí en respuesta a las promesas de la Alianza: "Haremos todo cuanto ha dicho el Señor".
En Caná los sirvientes obedecen. "Jesús les dijo: Llenad las tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. Entonces les dice: “Sacadlo ahora y llevadlo al maestresala. Ellos las llevaron.
En estas bodas, realmente, se estipula una Nueva Alianza y a los servidores del Señor, es decir, a toda la Iglesia, se le confía la nueva misión: "Haced lo que El os diga”.
Servir al Señor significa escuchar su palabra y ponerla en práctica. Es la recomendación, sencilla pero esencial de la madre de Jesús y el programa de vida del cristiano. Para cada uno de nosotros, beber de la tinaja equivale a confiar en la Palabra de Dios para sentir su eficacia en la vida.
S. JUAN PABLO II: Audiencia general (26 de febrero de 1997)
FRANCISCO: Audiencia general (8 de junio de 2016)
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Santísima Virgen del Rosario:
¡Gracias porque me haces entender que por mis solas fuerzas, no puedo conseguir la salvación!
¡Gracias, porque me haces ver que la salvación viene de Dios,
porque me enseñas la importancia de esperar y acoger lo que venga del Señor con el corazón abierto!
¡Gracias por tu invitación a encontrarme con el Dios que me ama infinita y desinteresadamente,
que me espera con los brazos abiertos y todo lo soporta!
¡Y a ti, Señor, te pido me envíes tu Santo Espíritu para que ilumine siempre mi corazón
para ser capaz de comprender y descubrir cómo habitas en mi interior!
¡Ayúdame, como hizo tu Madre, a reconocerte siempre en lo más humilde y sencillo!
¡«Haced lo que Él os diga»; quiero hacerlo María, de tu mano, bajo tu amparo y con tu consejo!
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REZO DEL ROSARIO: Misterios Gozosos