De la virtud de la confesión.
Un fraile, de gran autoridad en la orden, preclaro por el prestigio de su vida y fama en la provincia de Lombardía, contó que, siendo novicio, en tiempos del bienaventurado Domingo, cierta noche después de maitines se durmió un poco ante el altar, y oyó una voz que le decía: "Vete y rapa otra vez tu cabeza". Y, al despertarse, interpretó que se le avisaba para que fuera a confesarse nuevamente, diciendo con más detalle todas las circunstancias. Y, postrándose ante el bienaventurado Domingo, le confesó todas las cosas con gran contrición, y más atentamente que lo había hecho antes. Y, yendo después a descansar un poco, vio que un ángel descendía del cielo llevando en las manos una corona de oro adornada maravillosamente y que, acercándose, la colocó sobre su cabeza. Se despertó el fraile, y, hallándose muy consolado, dio gracias a Dios.
(Gerardo de Frachet)
Señor Jesús, que con tus brazos extendidos en la cruz
abrazaste a todos los hombres,
enséñanos a amar a los diferentes y a respetar sus culturas,
para construir con ellos tu Reino de Justicia y de Paz.
- Preces por las Misiones -
(Selvas Amazónicas - Misioneros Dominicos)