“EN VERDAD, EN VERDAD OS DIGO: QUIEN ESCUCHA MI PALABRA Y CREE AL QUE ME ENVIÓ POSEE LA VIDA ETERNA” (Jn 5, 24-27).
En el presente Año Jubilar el papa Francisco nos recuerda que la vida cristiana es un camino, donde necesitamos momentos fuertes para alimentar y robustecer la esperanza (Cfr. La Esperanza no defrauda, 5).
Uno de estos momentos fuertes es, sin duda, la Cuaresma. Cuarenta días en los que podemos contemplar más de cerca a Jesús, centro de nuestra fe y garantía de aquello que esperamos: la vida eterna. Él nos muestra las claves para recorrer este sendero.
Hoy, vivimos en una situación de incertidumbre y el mayor peligro es marginar al Señor. El desafío para los creyentes es que se pueda reconocer en nuestras vidas que Dios existe y que Él nos mostró su Rostro en Jesús.
La novedad del anuncio cristiano no consiste en un pensamiento, sino en un hecho. Él se ha manifestado y nos dice: “No temas, yo estoy siempre contigo”.
Este tiempo de cuaresma es ocasión propicia, para que el hombre interior se prepare para ser visitado por Dios y para hacer el camino del “Tu Rostro buscaré” al “Tu Rostro mostraré”.
Nos preguntamos, ¿cómo es el Rostro de Dios?
El Padre es quien tiene la vida en sí mismo y también le ha dado al Hijo tener vida en sí mismo. Jesús es el Rostro del Padre, la impronta de su ser.
Y Él nos dice: Yo no puedo hacer nada por mi cuenta. Las obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo dan testimonio de que el Padre me ha enviado. Otro, es el que da testimonio de mí, y yo sé que es válido el testimonio que da de mí.
El Hijo no le hace sombra al Padre, no oculta su Rostro sino que lo aclara, lo irradia, lo comparte.
Escuchar su Palabra, como discípulos que desean aprender y se dejan enseñar, es condición necesaria para que germine la fe y la esperanza en nuestras vidas.
Que, sintiéndonos peregrinos en esta Cuaresma, tras las huellas de Jesús, seamos cada día testigos creyentes y creíbles, al servicio de nuestros hermanos. Así, mostraremos con claridad su Rostro.
Fr. Manuel Uña Fernández, OP
15 de marzo de 2025, Aniversario 66 de mi Ordenación Sacerdotal
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