Viviendo en oración el Adviento desde Scala Coeli
Antífona
El Señor llegará sin retrasarse,
él iluminará lo que esconden las tinieblas
y se manifestará a todos los pueblos.
Oración
Señor, Dios todopoderoso, que nos mandas abrir camino a Cristo, el Señor, no permitas que desfallezcamos en nuestra debilidad los que esperamos la llegada saludable del que viene a sanarnos de todos los males.
Reflexión
Fr. Juan Manuel Martínez Corral, OP, reflexiona con nosotros en el sentido de que seguimos avanzando en este camino que nos propone el Adviento. Una invitación a profundizar en nuestro ser cristianos, para que desde la conversión al Enmanuel vivamos una vida coherente. Con un titular con el que soñamos todos: «Nadie causará daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país del conocimiento del Señor» (Is 11,9).
Esta sociedad del siglo XXI tan adelantada en todo, es como si no hubiese sido capaz de humanizarnos más. Leemos los textos de este tiempo litúrgico escritos hace más de 2000 años y nos da la misma sensación que si estuviésemos viendo las noticias inmediatas de nuestra sociedad: sigue reinando los intereses particulares, egoísmos, guerras, violencias, ansias de poder, hambres, éxodos de países buscando un futuro con esperanza. La imagen de las tinieblas sigue devorando hogares, familias, trabajos, comunidades. En ese contexto, sale la voz de un “reportero”, a pie de calle, que nada contra corriente y con una vida austera. Grita con voz potente, nos llama la atención: ¡Os habéis deshumanizado!
La voz del Bautista sigue siendo actual. Trata de tocar las fibras de nuestro corazón inerte. Tenemos esa necesidad de conversión, de interiorizar nuestra vida, nuestras acciones y gestos, para introducirlos en el ritmo de las entrañas compasivas de Cristo.
Nuestro Adviento marca un camino que debe avanzar hacia la memoria agradecida. Una imagen concreta nos presenta el pesebre: La fragilidad de un Dios que se ha encarnado, que María nos presenta la gracia de su Hijo envuelto en pañales para recordarnos que: la ternura, la humildad, la acogida, la solidaridad, la fraternidad… son esas armas que tiene el amor para vencer a las tinieblas que azotan la vida. Es la invitación constante del Adviento a la conversión: Sube esos escalones ¡Humanízate!
¡¡ VEN, SEÑOR JESÚS !!
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