ITINERARIO CUARESMAL
EN EL 2020
En nombre de
Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios (2Cor
5,20)
SEGUNDA PARADA:
Conversión y transformación por medio de la Oración en Cuaresma:
a)
Pide al Señor el don de orar; que tu actividad, tu
atención, tu experiencia, tus sentimientos, ideas, deseos...te hagan más
cercano/a a Dios. Pide el don de orar
b)
Imagínate, a modo de parábola, que Dios-Padre te dice:
“Hijo/a, voy a hacer un largo viaje y he escondido una luz gozosa en tu vida; me gustaría que lo encontrases-
aunque a veces no te sea fácil- en las múltiples áreas de tu vida: personal,
relacional, laboral. Cuando vuelva del largo viaje, te preguntaré si lo has
encontrado y asumido. Ten paciencia y busca; tal vez lo encuentres disfrazado,
porque en algunas ocasiones lo he escondido muy profundamente, aunque otras lo
he ocultado más superficialmente. Te preguntaré a mi vuelta si has encontrado
el gozo luminoso que he puesto en tu
vida.
c) Quédate a solas contigo mismo/a, con tu propia
vida, con tu vida real, tratando, aunque te sea difícil, de buscar el gozo que
El ha escondido en tu vida. ¿Cómo buscas?
c) Imagínate por un momento la vuelta de ese largo viaje del Padre-Dios,
que te pregunta si has encontrado el gozo. Si no ha sido así, dile claramente
que no lo has encontrado; si has encontrado poco, díselo también con claridad;
si has aprendido a buscar, y tal vez has encontrado más, díselo y pídele que te
ayude a buscarlo en adelante de una manera más auténtica. ¿Con qué cuento
para hacer el camino cuaresmal?
Fr. José Antonio
Segovia, O.P.
Modos de orar de Santo Domingo. Cuarto Modo. Autor: Fr. Félix Hernández, OP |
Salmo: "Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo
desprecias".
Oración: "Te pedimos, Señor todopoderoso, que la
participación en tus sacramentos nos purifique de todo pecado y nos disponga a
recibir los dones de tu bondad".
Evangelio: San Mateo, 9, 14-15
MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA CUARESMA 2020
PARA LA CUARESMA 2020
(II)
... ... ...
2. Urgencia
de conversión
Es
saludable contemplar más a fondo el Misterio pascual, por el que hemos recibido
la misericordia de Dios. La experiencia de la misericordia, efectivamente, es
posible sólo en un «cara a cara» con el Señor crucificado y resucitado «que me
amó y se entregó por mí» (Ga
2,20). Un diálogo de corazón a corazón, de amigo a amigo. Por eso la oración es
tan importante en el tiempo cuaresmal. Más que un deber, nos muestra la
necesidad de corresponder al amor de Dios, que siempre nos precede y nos
sostiene. De hecho, el cristiano reza con la conciencia de ser amado sin merecerlo.
La oración puede asumir formas distintas, pero lo que verdaderamente cuenta a
los ojos de Dios es que penetre dentro de nosotros, hasta llegar a tocar la
dureza de nuestro corazón, para convertirlo cada vez más al Señor y a su
voluntad.
Así
pues, en este tiempo favorable, dejémonos guiar como Israel en el desierto (cf.
Os 2,16), a fin de poder
escuchar finalmente la voz de nuestro Esposo, para que resuene en nosotros con
mayor profundidad y disponibilidad. Cuanto más nos dejemos fascinar por su
Palabra, más lograremos experimentar su misericordia gratuita hacia nosotros.
No dejemos pasar en vano este tiempo de gracia, con la ilusión presuntuosa de
que somos nosotros los que decidimos el tiempo y el modo de nuestra conversión
a Él.