·
El Rosario:
El Rosario es una escuela de fe, en la cual
Jesús y María, ejercen sobre las personas que lo rezan un dulce y amoroso
magisterio para sembrar la fe, o llevarla a su maduración. Jesús ha sido el
hombre que más se ha fiado y con mayor amor ha acogido en su vida, los planes
de Dios. María es la que mejor ha realizado la peregrinación de la fe por esta
tierra.
·
Sábado: Misterios Gozosos.
o Quinto
Misterio: El Niño Jesús perdido y hallado en el templo
“Cuando
Jesús cumplió doce años, subieron sus padres con él a Jerusalén por las fiestas
de Pascua. Cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en
Jerusalén. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de
los maestros”. (cf. Lc 2, 41-52).
o
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria.
· Meditación de S. Juan XXIII:
Contemplación
Jesús tiene ya doce años. María y José lo acompañan a
Jerusalén para la oración ritual. Inesperadamente, se oculta a sus ojos, tan
vigilantes y amorosos. Gran preocupación y una búsqueda que se prolonga en vano
durante tres días. A la pena sucede la alegría de encontrarlo precisamente en
los atrios que rodean el templo. Habla con los doctores de la Ley. San Lucas lo
presenta con palabras expresivas y con precisión muy cuidada. Lo encontraron,
dice, sentado en medio de los doctores, “escuchando y preguntándoles”. Un
encuentro con los doctores importaba entonces mucho, lo encerraba todo:
conocimiento, sabiduría, normas de vida práctica, a la luz del Antiguo
Testamento.
Reflexión
El deber de la inteligencia humana
es el mismo en todo tiempo: recoger la sabiduría del pasado, transmitir la
buena doctrina, hacer avanzar, con firmeza y humildad, la investigación
científica. Nosotros morimos uno tras otro. Vamos hacia Dios. La humanidad, en
cambio, mira al porvenir.
Cristo no está jamás ausente, ni del
conocimiento sobrenatural, ni en el ámbito del natural. Está siempre en el
juego, en su puesto. “Uno solo es vuestro maestro, Cristo”.
·
Petición:
Señor, te pedimos por todos aquellos que has llamados
–por su capacidad natural, por circunstancias de la vida, por voluntad de sus
superiores- al servicio de la verdad: en la investigación o la enseñanza,
difundiendo el saber antiguo, o las técnicas nuevas, mediante libros o técnicas
audiovisuales,
para que sepan escuchar la verdad; para que sepan
comprenderla; y para que sepan defenderla.
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MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
PARA LA JORNADA MISIONERA MUNDIAL 2012
PARA LA JORNADA MISIONERA MUNDIAL 2012
“Llamados a hacer resplandecer la Palabra de verdad”
(Final)
El
anuncio se transforma en caridad
¡Ay
de mí si no evangelizase!, dice el apóstol Pablo (1 Co 9,16). Estas
palabras resuenan con fuerza para cada cristiano y para cada comunidad
cristiana en todos los continentes. También en las Iglesias en los territorios
de misión, iglesias en su mayoría jóvenes, frecuentemente de reciente creación,
el carácter misionero se ha hecho una dimensión connatural, incluso cuando
ellas mismas aún necesitan misioneros. Muchos sacerdotes, religiosos y
religiosas de todas partes del mundo, numerosos laicos y hasta familias enteras
dejan sus países, sus comunidades locales y se van a otras iglesias para
testimoniar y anunciar el Nombre de Cristo, en el cual la humanidad encuentra
la salvación. Se trata de una expresión de profunda comunión, de un compartir y
de una caridad entre las Iglesias, para que cada hombre pueda escuchar o volver
a escuchar el anuncio que cura y, así, acercarse a los Sacramentos, fuente de
la verdadera vida.
Junto
a este grande signo de fe que se transforma en caridad, recuerdo y agradezco a
las Obras Misionales Pontificias, instrumento de cooperación en la misión
universal de la Iglesia en el mundo. Por medio de sus actividades, el anuncio
del Evangelio se convierte en una intervención de ayuda al prójimo, de justicia
para los más pobres, de posibilidad de instrucción en los pueblos más
recónditos, de asistencia médica en lugares remotos, de superación de la
miseria, de rehabilitación de los marginados, de apoyo al desarrollo de los
pueblos, de superación de las divisiones étnicas, de respeto por la vida en
cada una de sus etapas.
Queridos
hermanos y hermanas, invoco la efusión del Espíritu Santo sobre la obra de la
evangelización ad gentes, y en particular sobre quienes trabajan en
ella, para que la gracia de Dios la haga caminar más decididamente en la
historia del mundo. Con el Beato John Henry Newman, quisiera implorar:
“Acompaña, oh Señor, a tus misioneros en las tierras por evangelizar; pon las
palabras justas en sus labios, haz fructífero su trabajo”. Que la Virgen María,
Madre de la Iglesia y Estrella de la Evangelización, acompañe a todos los
misioneros del Evangelio.
Vaticano,
6 de enero de 2012, Solemnidad de la Epifanía del Señor
BENEDICTUS
PP. XVI