Oh Dios,
que en tu providencia amorosa
te has
dignado enviar para nuestra custodia a tus santos ángeles;
concédenos, atento a nuestras súplicas,
vernos siempre defendidos por su protección
y gozar eternamente de su compañía.
Por nuestro Señor Jesucristo
“ El hombre se encuentra en esta vida como en un camino por el que ha de
marchar hacia su patria. En este camino le amenazan muchos peligros. Por eso, a
cada hombre, mientras camina por este mundo se le da un angel que le guarde.
Pero cuando haya llegado al término de este camino, ya no tendrá ángel
custodio, sino que tendrá en el cielo un ángel que con él reina, o en el
infierno un demonio que le torture.
Para
obrar bien se necesitan dos cosas. Primera, que el afecto esté orientado al
bien. Segunda, que la mente encuentre los medios más convenientes para obrar el
bien de la virtud. Para lo primero, Dios guarda directamente al hombre, dándole
la gracia y las virtudes. Pero para lo segundo, Dios guarda al hombre a modo de
maestro universal, cuya instrucción llega al hombre por medio de los ángeles. “
(Santo Tomás de Aquino)