Señor, Dios nuestros,
tú haces que la sangre de los mártires
se convierta en semilla de nuevos cristianos;
concédenos
que el campo de tu Iglesia,
fecundo por la sangre de san Carlos Luanga y de sus compañeros,
produzca continuamente, para gloria tuya,
abundante cosecha de cristianos.
Por nuestro Señor Jesucristo.
"No has de mirar al prójimo como extraño, sino como a imagen de Dios, como a obra de sus manos, como a hijo suyo y como a miembro vivo de Cristo. De suerte que no se ha de mirar al prójimo como a hombre, ni como a tal hombre, sino como al mismo Cristo, o como a miembro vivo de este Señor".
(Fray Luis de Granada)