Santo Tomás de
Aquino nace en el castillo de Roccaseca (Italia) el año 1225. A los
diecinueve años ingresa en la Orden de Predicadores.
Por indicación
de Fray Juan Teutónico, Maestro de la Orden, termina sus estudios en París y
Colonia, bajo la guía de Fray Alberto Magno.
A los treinta y
dos años Tomás de Aquino es maestro de la cátedra de teología de París. Escribe
muchas obras que destacan por su profundidad, claridad, distinción, sutileza y
verdad con que procedía en la explicación de tantas y tan distintas materias.
Impartió docencia en Roma y en Nápoles, dejando entre otras muchas obras la
Suma Teológica.
Santo Tomás de
Aquino murió en la abadía de Fossanova el día siete de marzo de 1274 cuando iba
de camino al concilio de Lyon. Fue canonizado el dieciocho de julio de 1323 por
Juan XXII. San Pío V, el once de abril de 1567, lo declaró Doctor de la
Iglesia. León XIII, el cuatro de agosto de 1880, lo proclamó patrón de todas
las universidades y escuelas católicas.
Todos sus
biógrafos coinciden en presentar a Tomás como un hombre de profunda oración,
como un gran contemplativo que supo alternar el estudio y la oración, haciendo
del estudio oración y de la oración estudio. Fray Reginaldo, su secretario y
amigo íntimo, cuenta que “antes de ponerse a estudiar, sostener una discusión,
enseñar, escribir, o dictar, recurría a la oración en secreto, con frecuencia
deshecho en lágrimas. Si alguna duda se le ofrecía, interrumpía el trabajo
mental para acudir nuevamente a sus plegarias”. Por tal comportamiento, este
mismo personaje llegó a afirmar que su sabiduría no procedía ni de su ingenio
ni de su estudio, sino que la suplicó a Dios por medio de la oración.
Tomás fue
un enamorado de Cristo, al que encontró a diario en la eucaristía. Todos los
días celebraba temprano la misa, ayudado por Fray Reginaldo, y participaba en
otra misa ayudando a éste. En sus escritos habla de la eucaristía como la
expresión más grande de la amistad de Cristo con los suyos, pues es propio de los
amigos convivir juntos. La eucaristía es para él igualmente el gesto más grande
de la caridad de Cristo y el alimento de nuestra esperanza, porque en ella se
da una unión muy familiar entre Cristo y nosotros
Toda la obra y
la vida del Doctor Angélico fue un esfuerzo por buscar a Dios a través del
estudio y la contemplación y por comunicar a los demás el resultado de este
esfuerzo, convencido como estaba de que es más perfecto iluminar que lucir,
comunicar lo contemplado que contemplar solamente.
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