Sin comunicación no podemos vivir. Jesús expresó su vida entera por los caminos de Galilea, demostró su amor sin límites clavado en la Cruz , y derrochó vida abundante ya resucitado. Pero, ¿se puede seguir comunicando cuando su presencia física ya no es palpable y visible? Cuando no se ve claramente al mensajero es fácil distorsionar el mensaje y empobrecerlo. Convertirlo en norma y hasta en ideología. Cristo vive en su Espíritu, que es presencia real y actual, que garantiza una comunicación auténtica, que tiene autoridad. El Resucitado está más cerca de lo que creemos...
Nunca el lenguaje humano fue cosa fácil. Entendernos fue toda una ventura en Babel. Sin Espíritu, con los solos deseos de competitividad no puede existir la comunicación. Pentecostés comienza cuando el Resucitado invita a reconciliar (“a quienes perdonéis los pecados les quedan perdonados…”), cuando en lo hondo de los hombres surge el deseo de comprender, justificar, crecer juntos y hacer camino. Para que exista el Espíritu, y actúe, se requiere una disposición previa de escucha y de disponibilidad...
El Espíritu, la comunicación iguala pero no confunde. Nos permite unirnos sin dejar de ser diferentes. Comprendernos sin ser semejantes. Cada uno en su especificidad refleja un rasgo de la lengua de Dios. Por eso necesitamos no renunciar a nuestra originalidad, sino ponerla al servicio de lo común. Valorarla, respetarla, apreciarla como un don de Dios a la pluralidad de sus criaturas. Un coro infinito de voces que hablando diferente puede entenderse.
La comunicación, el Espíritu, nos permite vivir sin miedo. Abrir puertas y ventanas, romper inseguridades. Descubrir en la diferencia del otro y de su palabra la grandeza de Dios manifestada en lo diverso. Donde hay Espíritu el otro es mi hermano, no mi rival. El Espíritu se nos regala en este día y siempre. La comunicación se construye con nuestro esfuerzo, de acuerdo a esos presupuestos. Donde hay Espíritu hay entendimiento, comunicación y diálogo.
Misa del día de Pentecostés (A)
Hechos de los Apóstoles 2,1-11
Salmo 103
1 Corintios 12, 3b-7. 12-13
Juan 20, 19-23
Homilía de dominicos.orgReflexión de J.A.Pagola, y aquí
Reflexión de Ser fraile
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