domingo, 15 de mayo de 2011

Puerta

“Yo soy la puerta  por donde entran las ovejas”
Jn 10,1-10
La puerta es el lugar natural para entrar o salir de algún sitio. La sorpresa en la mañana de Pascua fue la “puerta” del sepulcro abierta, mientras que los discípulos cobardes cerraban a cal y canto las suyas. Dios, al entrar en el mundo por la Encarnación, pasó por la misma puerta que todo ser humano. Hay gente que pega portazos; a otros las puertas les quedan pequeñas. Incluso hay ladrones que fuerzan puertas para hacer daño. Todo lo que el Resucitado quiere hacer en nosotros necesita nuestro consentimiento. Porque no nos visita Dios imponiendo u obligando. ¡Le encanta llamar a nuestra puerta, tocar a nuestra libertad! Cristo es “la puerta”, no una más, no una cualquiera. La puerta enfrente de la nuestra. Nuestro amigo respetuoso, el que se ofrece y se regala. El que no se impone. ¿Cuánta gente fuerza a diario las puertas de tu vida? ¿Cuántos pasan avasallando, haciendo daño? Intenta abrir hoy, un poco más, la puerta de tu vida a su visita...

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