sábado, 13 de mayo de 2017

La mesa de la Palabra: Unas canicas




Unas canicas

Atinada parábola la del bolsillo para dibujar lo mejor del dentro de los adentros, allí donde la persona se ve y se busca, se mira en su mejor reflejo, se retoca para aventurar creencias e ideales, emociones y vivencias. ¿Qué tenemos, o queremos tener, en el hondón del bolsillo? Unas canicas nada más para no perder memoria del proyecto de persona que andamos construyendo en el día a día, para no dar por huido el primer amor, para asirse como lapa a esa verdad prematura que es la utopía de vivir como hermano entre hermanos.

Cierto que los sueños, sueños son, al decir de Segismundo en su famoso monólogo calderoniano. Y los sueños hay que vivirlos, adelantarlos, vacunarlos contra la epidemia de la posverdad, y, en compromiso de vida, traducirlos, despojarlos de miedos, ponerles nombre y apellido. Y como la canica del bolsillo, los sueños hay que jugarlos, que es lo mismo que decir, disfrutarlos, compartirlos, reírlos, ganarlos y perderlos, amarlos y añorarlos. La vida misma.

 Gracias, Fran Álvarez, porque en tu último regalo, En el fondo del bolsillo (Bohodón Ediciones), nos invitas a que las yemas de los dedos conjuguen las canicas de los sueños y los días, a que en lo más bajo, casi lo más roto, de nuestro bolsillo, trencemos calores y amores para tatuarnos por siempre de esperanza, en feliz expresión tuya.  Páginas para rumiar y orar, para emprender y amar.





Fr. Jesús Duque OP.