sábado, 18 de febrero de 2017

Hoy celebramos al Beato Juan de Fiésole, O.P. (Fra Angélico)




Fra Angelico: Predicación por la imagen



En su personal tratamiento de los temas y protagonistas descuella su profunda religiosidad. La pertenencia a la Orden Dominicana motivaron seguramente su iconografía. Los juicios críticos sobre su obra apuntan en esta línea. Su aportación pictórica, a pesar de las connotaciones con otros maestros, se define por su personalidad religiosa, por su lirismo teológico transcendente, y por la carga espiritual que inyecta a sus protagonistas. Su lenguaje plástico contiene un proceso de maduración asequible al pueblo cristiano, pues todo lo narra con sencillez y trasparencia evangélicas. Su producción artística, en los diversos períodos de su vida, está marcada por esta dimensión didáctico-religiosa.

Sus composiciones sacras (cristológicas, mariológicas, angélicas, santorales y dominicanas) destacan por una rigurosa técnica artística, no exenta de anomalías típicas de los primitivos italianos, y por el toque de gracia de la luz y luminosidad de sus figuras. Son escenas que presentan una concepción unitaria, presidida por mesurado equilibrio en que los santos que la interpretan no se exhiben sino que asisten calladamente, sin pronunciar palabra que altere la serenidad del misterio del que todos son partícipes (Coronación de la Virgen, en San Marcos, celda n. 9; Crucifixión, en la Sala Capitular). A veces los santos comentan en silencio, o se miran con serena piedad para no turbar el orden y ritmo de la escena (Coronación del Louvre, Sagrada Conversación, Retablo de la SS. Trinidad, Descendimiento de la Cruz, Retablo de Bosco al Fratt). Sus personajes no se agitan exteriormente; están quietamente dominados por su calina interna; a lo sumo gesticulan con mesura sus manos ante la tragedia que presencian. En los rostros de todos los personajes se trasluce la paz interior de sus almas; y en la compostura externa se les aprecia tranquilidad anímica, fruto espiritual de la posesión de la «gratia Christi» en unos y de la «gloria Dei» en otros.

Dentro de este lirismo poético-religioso no caben emociones dramáticas, expresiones amargas, estados emocionales perturbados, estridencias psicológicas, exaltaciones desorbitadas, excitaciones pasionales: lo que predomina es la bonanza espiritual originada por una intensa vida interior.

(Fuente: Domingo ITURGAIZ, Beato Angélico. Patrono espiritual de los artistas, en "Retablo de Artistas", Caleruega 1987)