domingo, 8 de enero de 2017

La mesa de la Palabra: Ilusionar…se







Ilusionar…se 

Las acepciones que el DRAE ofrece de la entrada ‘ilusión’ es un abanico de vivencias a diversos niveles de excelencia vital. Me refiero a dos de ellas que, por sí mismas, son buen botón de muestra. Una nos dice que ilusión es concepto, imagen o representación  sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o causados por engaño de los sentidos. Solemos rematar los días navideños con un derroche de imaginación, capaz de dibujar un mundo de fantasía en el que se encuentran la mar de a gusto los unos que alimentan la imposible realidad de tres seres mágicos que aceptan la complicidad de la luz y de la noche, del regalo y de la bondad, de la lejanía oriental,  y la cercanía doméstica de un ámbito en el que se redactan cartas y sueños, premios a la bondad generalizada y sonrisa bonachona escondida en una suave barba blanca o en un risueño rostro de color. Ilusión que provoca ojos grandes y extasiados que expresan palabras imposibles de ser dichas en clave de pasmo y alegría.

La otra acepción alude a la esperanza cuyo cumplimiento resulta muy atractivo. Cierto que a los humanos nos cuesta la propia vida mantener la tensión de la buena nota de nuestras mejores voluntades, pero no deja de llamarme la atención el que dediquemos tan solo unos contados días al protocolo de la ilusión, la disfrutemos a tope gentes de toda la horquilla de edades solo en unos contados días, y no nos demos el gran lujo de prodigar utopía, aún con lógicos altibajos, los doce meses del calendario. Porque no es fácil vivir sin tensión esperanzada en todo aquello que mejores nos hace.

Esta ilusión tiene mucho de búsqueda y compromiso, de confianza y de saberse uno fuerte en su debilidad, porque quien acompaña sus pasos con el ritmo de la esperanza bien sabe que las mejores palabras las dice quien puso en nuestra conciencia su sello, quien gusta de ser llamado Padre. ¿Por qué no decidimos ampliar el calendario de la ilusión esperanzada a muchas más semanas que a la primera del año en curso? No nos va a faltar la complicidad de quien nos tiene como hijos suyos muy queridos.


Fr. Jesús Duque OP.