domingo, 27 de marzo de 2016

DOMINGO DE RESURRECCION

RENUNCIO:

Al PECADO, como negación de Dios;
al MAL, como signo del pecado en el mundo;
al ERROR, como ofuscación de la verdad;
a la VIOLENCIA, como contraria a la caridad;
al EGOISMO, como falta de testimonio del amor.

A mis ENVIDIAS y ODIOS;
a mis PEREZAS e INDIFERENCIAS;
a mis COBARDÍAS y COMPLEJOS;
a mis TRISTEZAS y DESCONFIANZAS;
a mis INJUSTICIAS y FAVORITISMOS;
a mis MATERIALISMOS y SENSUALIDADES;
a mis FALTAS DE FE, DE ESPERANZA Y CARIDAD.

A CREERME el MEJOR;
a VERME SUPERIOR;
a ESTAR MUY SEGURO DE MI MISMO;
a CREER que YA ESTOY CONVERTIDO DEL TODO;
a QUEDARME en las COSAS, MEDIOS, INSTITUCIONES, METODOS, REGLAMENTOS
y NO IR A DIOS.

CREO:

En DIOS, 
                PADRE TODOPODEROSO;
                CREADOR DEL CIELO Y DE LA TIERRA.
En JESUCRISTO,
               SU UNICO HIJO, NUESTRO SEÑOR;
               QUE NACIO DE SANTA MARIA VIRGEN;
               MURIÓ, 
               FUE SEPULTADO,
               RESUCITÓ DE ENTRE LOS MUERTOS;
               ESTÁ SENTADO A LA DERECHA DEL PADRE.
En el ESPIRITU SANTO;
en la SANTA IGLESIA CATOLICA;
en la COMUNION DE LOS SANTOS;
en el PERDON DE LOS PECADOS;
en la RESURRECCION DE LA CARNE;
en la VIDA ETERNA.



 
Fray Angelico - Basilica de San Marco - Florencia


Pues en esta hora tan dichosa entra aquella alma gloriosa en su santo cuerpo, y ¿qué tal, si piensas, lo paró? No se puede esto explicar con palabras, mas por un ejemplo se podrá entender algo de lo que es. Acaece alguna vez estar una nube muy oscura y tenebrosa hacia la parte de poniente, y si, cuando el sol se quiere ya poner, la toma delante, y la hiere, y la embiste con sus rayos, suele pararla tan hermosa y tan arrebatada, y tan dorada que parece el mismo sol. Pues si aquella alma gloriosa, después que se embistió en aquel santo cuerpo y entró en él, todas sus tinieblas convirtió en luz, y todas sus fealdades en hermosura, y del cuerpo más afeado de los cuerpos hizo el más hermoso de todos ellos. De esta manera resucita el Señor del sepulcro, todo ya perfectamente glorioso, como primogénito de los muertos y figura de nuestra resurrección.

¿Quién es éste, que, después de tan grandes tempestades y deshonras, sale resucitado tan resplandeciente y tan hermoso? ¿Quién es éste que, estando entre las hambrientas quijadas de la bestia carnicera, no pudo ser comido de ella, y engolfado en los abismos de las aguas, gozó de aires de vida, y sumido en lo profundo de la perdición, la misma muerte lo sirvió?

Este es nuestro Salvador glorioso, a quien arrebató aquella cruel bestia que jamás se harta, que es la muerte; la cual, después que lo tuvo en la boca, conociendo la presa, tembló en tenerla. Porque dado caso que la tierra después de muerto lo tragó más, hallándolo libre de culpa, no pudo tenerle en su morada, porque la pena no hace al hombre culpado, sino la causa.

[Fray Luis de Granada]