viernes, 6 de febrero de 2015

Ejercicios Espirituales en Scala Coeli, para dominicos seglares 6-8 Febrero 2015



Notas sobre la primera jornada

“Fortalecer los corazones y salir de la actitud egoísta de la indiferencia”. Estos son –tomados de la Carta del Papa Francisco para la Cuaresma 2015- los objetivos primeros que nos ha presentado el P. José Antonio Segovia O.P. a los participantes en los Ejercicios Espirituales para seglares dominicos que hemos comenzado en este fin de semana del 6 al 8 de este mes de Febrero, en Santo Domingo de Scala Coeli.

Respecto a la primera de las afirmaciones, el Evangelista San Juan (Jn. 10,1-10) nos identifica a Jesús como la puerta que quien la abre consigue vida y en abundancia; y en el libro del Apocalipsis (Ap. 3,20-22) somos nosotros mismos esa puerta que si nos abrimos, si vivimos en actitud abierta, es el mismo Jesús/Dios quien entra en nosotros y nos da la fuerza, la gracia, el reconstituyente que todos necesitamos.

En cuanto a la segunda de las afirmaciones, la lucha contra la indiferencia hacia el prójimo y hacia Dios, la hemos de ver desde dos ámbitos:

-         +  Indiferencia en la Iglesia: En I Corintios 12,26 encontramos que “si un miembro sufre, todos sufrimos con él”. La Iglesia, misionera por naturaleza, y formando un solo cuerpo se envía a todos los hombres. Lo que cada uno recibe de la Iglesia, lo debemos irradiar a todos los demás; sólo se puede testimoniar, lo que antes se ha experimentado (el “contemplar y dar lo contemplado” dominicano). Las comunidades cristianas deben –debemos- ser rescoldos, islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia.
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               +     Indiferencia en cada creyente: También como individuos tenemos la tentación de la indiferencia. En este mundo actual de las noticias e imágenes al segundo, en el que sobre todo se destaca el sufrimiento humano, podemos llegar a caer en la tentación de creer que, individualmente, somos incapaces para dar una solución.

Pero, ¿qué se puede hacer, aunque sea de una manera individual, para no caer en la falta de ilusión, para no caer en la tentación de la indiferencia? Podemos concretarlo en tres actuaciones:
                       - Orar en comunión con los demás miembros de la Iglesia.
            - Tener gestos de caridad, individual y a través de las numerosas organizaciones de caridad existentes.
                     - Recordar que la necesidad de cada hermano nos demuestra la fragilidad de nuestra propia vida, que el sufrimiento del otro constituye una llamada a nuestra propia conversión.

Tener un corazón misericordioso no significa tener un corazón débil y frio, sino fuerte, firme y apasionado; abierto a Dios y, por tanto, abierto a vivir la fe y las relaciones por y para los demás; un corazón celoso, apasionado hacia los demás.

A.-J. R.H.

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