domingo, 30 de octubre de 2011

El celeste trabajo de cantarte en octubre


¡Oh celeste trabajo de cantarte en Octubre!

¿Cuántas leguas del cielo te formaron el manto
con los gozos del agua que es metal de sereno
la inocencia del aire y los mares en vuelo?

Ser espuma una hora, ser alondra un minuto,
y llevarte en los hombros de marea en marea
y llevarte en las alas de segundo en segundo.

¡Oh celeste trabajo de cantarte en Octubre!

Humaniza tu rostro tu color de morena,
entre nardo y aceite, Mayordoma de plata
con aretes dormidos de luciérnagas castas.

Párpados que por dentro son pasaroles de ámbar
dan tierra a tus pupilas y rosicler de argento
aurora a tus mejillas, Mayordoma de plata…

¡Oh celeste trabajo de cantarte en Octubre!

Tu cabello de sombra en oscuros racimos,
parra es de tus hombros, bajo velo de luna,
y tu corona imanta cada vez más estrellas.

¡Alabastro con ojos! ¡Azucena con manos!
¡Cristal por el que pasa la luz y queda intacto!
fuiste madre, Señora, sin dejar de ser Virgen.

¡Oh celeste trabajo de cantarte en Octubre!

Miguel Ángel Asturias,
Nobel de Literatura 1967

Diálogos en la Vida: "La alegría mala"

sábado, 29 de octubre de 2011

Elogio al Rosario


Dios quiso hacerse hombre 
y a la Virgen eligió 
como madre en la tierra, 
Ella tuvo este honor.

Con el rezo del Rosario 
hacemos la reflexión 
de los misterios divinos 
que son nuestra salvación.

Alabamos a María, 
le pedimos protección, 
repetimos el saludo 
que del ángel recibió.

Veneramos, suplicamos, 
amparo, la salvación, 
a la Reina de los Cielos, 
a la Madre del Señor.

Es en sí la letanía 
elogios y peticiones 
expuestos en armonía 
y clamor de corazones.

Rezamos el Padrenuestro 
que Jesús nos enseñó, 
oración en sí completa 
que sin duda es la mejor.

Éste incluye que se haga 
en todo su voluntad, 
Él sabe lo que conviene 
a todos y a cada cual.

Hemos de perdonar siempre, 
es esto una condición, 
para recibir nosotros 
del Padre ya su perdón.


Fr. Bernardino Rodríguez González, op

jueves, 27 de octubre de 2011

Rosario y repetición


He intentado dar sucintamente algunas razones por las cuales el Rosario es ciertamente una devoción profundamente dominicana. El "Avemaría" contiene todas las características de una homilía perfecta y, además, breve. Y el Rosario en su conjunto está marcado por el tema del caminar, el nuestro y el de la comunidad. Todo esto concuerda muy bien con la vida de la Orden de predicadores itinerantes. Hubiera podido insistir sobre otros aspectos, como los fundamentos bíblicos de los misterios, pues se da ahí una meditación prolongada de la palabra de Dios en las Escrituras. Pero ya he hablado suficiente.

Debo, no obstante, responder a una última objeción. He querido evocar la riqueza teológica del Rosario. El hecho es, sin embargo, que al rezar el Rosario raramente se piensa en lo que es. En realidad no pensamos en la naturaleza de la predicación, o en la historia humana y su nexo con la historia de la salvación. Hacemos un gran vacío en nuestro espíritu. Nos sucederá, incluso, a veces, que nos preguntemos por qué, pues, repetimos sin cesar las mismas palabras sin pensar en ellas. Desde el principio de nuestra tradición, nuestros hermanos y hermanas han amado esta repetición. Se afirma que nuestro hermano Romeo, muerto en 1261, recitaba mil Avemarías al día.

Numerosas religiones llevan la marca de esta tradición de la repetición de palabras sagradas. El domingo pasado, preguntándome qué iba a decir del Rosario, oí en la BBC una ceremonia budista que consiste aparentemente en una perpetua repetición de palabras sagradas. Se ha recordado con frecuencia que el Rosario es bastante parecido a esas antiguas oraciones orientales y que la constante repetición de las mismas palabras pueden realizar en nuestro corazón una lenta, pero profunda transformación. Como esto es bien sabido por todos, no insisto en ello.

martes, 25 de octubre de 2011

Los misterios del Rosario y la Historia de la salvación


El Avemaría individual es, pues, la oración del viaje que cada uno de nosotros debe recorrer, del nacimiento a la muerte pasando por el momento presente, ya que, a fin de cuentas, nuestra vida tiene sentido en sí misma, individualmente. Pero también es verdad que nuestra vida no tiene sentido total si no es incluida en una historia más amplia que se extienda de todo principio hasta el fin desconocido, de la Creación al Reino. Y esta amplitud viene dada por los misterios del Rosario que cuentan la historia de la Redención.

Se han comparado los misterios del Rosario a la Suma Teológica de Santo Tomás. Cuentan, a su manera, cómo todo viene de Dios y todo vuelve a Dios ya que cada misterio del Rosario forma parte de un único misterio, el de nuestra Redención. "Llevar nuevamente todas las cosas bajo un solo Señor, el Cristo, tanto los seres terrestres como los celestes"(Ef.1,10).

domingo, 23 de octubre de 2011

Rosario: "En la hora de nuestra muerte"


El último momento de nuestra vida corporal del que estamos seguros es la muerte. "Ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte". Ante la muerte, rezamos el Rosario. Yo acabo de volver de Kinshasa, en el Congo, donde muchos de nuestros hermanos han afrontado la muerte estos últimos años. La Provincial de las hermanas Misioneras de Granada, Sor Cristina, me comentó cómo durante la última guerra, ella y sus hermanas tuvieron que huir de su casa hacia el Norte del Congo. Algunos de sus amigos las escondieron en el monte. Ella es médico y en la huida se cruzó con un hombre cuya esposa había sido salvada por ella. El le dijo que ahora era su turno de salvarle la vida. Oyeron disparos de fusiles a su alrededor. Se les dijo que los rebeldes habían encontrado su escondite y que vendrían pronto a matarlas. Ante esta muerte anunciada, las Hermanas rezaron el Rosario. Es la oración que María hará por nosotros cuando estemos ante la muerte. No estaremos solos. Recuerdo ahora a mi padre. Durante la segunda guerra mundial mi madre y sus tres hijos mayores se quedaron en Londres. Pronto iba a nacer yo. A pesar de las bombas que, noche tras noche, arrasaban Londres, mi madre persistía en su empeño de estar disponible ante la eventualidad de que mi padre pudiera tener un permiso para volver a casa. Mi padre prometió que si toda la familia sobrevivía a la guerra, rezaría el Rosario todas las noches. Así, entre mis recuerdos de infancia, veo a mi padre, tarde tras tarde, antes de la cena, recorriendo el salón a grandes pasos rezando el Rosario. Daba gracias, todas las noches, porque todos habíamos sobrevivido a esta amenaza de muerte. Uno de los últimos recuerdos que guardo de mi padre es el que se refiere a unos momentos antes de su muerte. Estaba ya demasiado débil para poder rezar. Así pues, su familia, su mujer y sus seis hijos se reúnen alrededor de su cama y rezan el Rosario por él. Era la primera vez que él no podía hacerlo. Su muerte, rodeado de todos nosotros, fue una respuesta a esta oración que él tantas veces había repetido: "Ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte".

Diálogos en la vida: "¿Cómo te defines?"

sábado, 22 de octubre de 2011

En el día del Domund: "Desierto de masas, desierto de amor"

"En lo alto de una larga escalera del metro, misioneros en traje común o con impermeable, vemos de tramo en tramo, en esta hora de aglomeración, una llanura de cabezas, llanura temblorosa que espera la apertura de los portones.

Viseras, boinas, sombreros, cabellos de todos los colores. Centenares de cabezas, cientos de personas. Nosotros en lo alto y, más alto y sobre todo, Dios.

Enseguida, cuando los portones de abren, subimos al vagón. Veremos rostros,  frentes, ojos, bocas. Bocas de gentes solas, al natural: avaras las unas, serias las otras, algunas poco agradables; bocas ávidas, saciadas de todos los alimentos terrestres, tan pocas que tengan la forma del Evangelio...

Rápido, una vez llegados, en la noche, abocaremos al aire libre, saldremos a la calle que nos lleva a casa. A través de la niebla, la lluvia o el claro de luna, nos cruzaremos con gentes, las oiremos hablar de encargos, de comida, de dinero, de préstamos, de miedos. 

Nunca o casi nunca de lo que es para nosotros lo más amado.

viernes, 21 de octubre de 2011

El Rosario y el momento presente


El Rosario evoca también otro momento, no solamente del nacimiento, sino el momento presente. "Ruega por nosotros pecadores, ahora". Ahora es el instante presente en la peregrinación de nuestra vida, cuando debemos mantenernos, sobrevivir, proseguir nuestro camino hacia el Reino.

Es interesante recalcar ese instante presente, considerado como un momento en el que nosotros, pobres pecadores, necesitamos de compasión. Una compasión profundamente dominicana. Recordaréis cómo Domingo rezaba siempre así a Dios: "Señor, ten piedad de tu pueblo. ¿Qué será de los pobres pecadores?" El presente es un momento en el que necesitamos de compasión, de misericordia. En la Capilla Sixtina hay un fresco del Juicio Final y en él un hombre es izado fuera del purgatorio por un ángel del Rosario.

El presente es el tiempo en el cual debemos sobrevivir, ignorando cuánto tendremos que esperar el Reino. Un dominico americano volvió a China hace algunos años. Al llegar encontró allí diversos grupos de laicos dominicos que habían resistido los años de persecución y de aislamiento. La única cosa que habían guardado durante todos estos años fue la recitación del Rosario juntos. Era el pan cotidiano de la supervivencia.

jueves, 20 de octubre de 2011

El silencio


Me parece imposible pensar en una vida evangélica sin querer que sea una vida de silencio y sin saber que ha de serlo.

Si señalamos de un extremo al otro del Evangelio todo lo que Jesús dijo sobre la «Palabra» de Dios, todo lo que dijo para que sea «recibida» y «escuchada», para que sea «guardada», para que «se cumpla» y para que sea «anunciada», enseguida tendremos la certeza de que la «buena nueva», para que sea conocida, vivida y comunicada, ha de ser acogida, recogida, llevada a lo más profundo de nosotros.

Y si es toda nuestra vida la que debe someterse al Evangelio de Jesucristo, si son todas sus palabras las que queremos tomar como guías en función de las circunstancias de la vida, será imposible si toda nuestra vida no hace silencio.




miércoles, 19 de octubre de 2011

Rosario y concepción


Las palabras del ángel prometen fertilidad, la fertilidad a una virgen y a una mujer estéril. La bendición de Dios nos hace fecundos. Cada uno de nosotros, por su nacimiento individual, es el fruto de entrañas benditas. Yo creo que la bendición prometida por el ángel toma siempre la forma de fecundidad en toda vida humana. Es la bendición de nuevos comienzos, la gracia de la frescura. Quizá estamos hechos a imagen y semejanza de Dios para que compartamos la creatividad de Dios. Somos sus asociados en la creación y la recreación del mundo. El ejemplo más dramático y más milagroso es el nacimiento de un niño. Los hombres, que no pueden sin embargo vivir este milagro, son benditos por la fertilidad. Frente a la esterilidad, la aridez, la futilidad, Dios viene a ofrecer un mundo fértil. Cada vez que Dios se acerca a nosotros es para volvernos creativos, para transformarnos, para renovarnos, bien sea al labrar la tierra, al plantar y sembrar, o bien en el arte, la poesía, la pintura.

"Bendito el fruto de tu vientre". Tal vez la mejor manera de predicar el milagro de esta fertilidad sea el arte, la pintura, el canto, la poesía. Ahí están, pues, las modestas participaciones de esta bendición misma, de esta infinita fertilidad de Dios.

martes, 18 de octubre de 2011

Abandono

Ponlo todo en Él con gran fervor.
En la oscura, desconocida voluntad de tu Señor.
Fuera de aquí, un hombre no debe jamás perseguir nada,
ni querer de algún modo reposo o actividad,
ni esto ni aquello, ni tal estado ni el otro.
Sólo abandonarse simplemente a la desconocida voluntad de Dios.

Fr. Juan Taulero, op


lunes, 17 de octubre de 2011

El Rosario y tu propia historia


Cada "Avemaría" evoca el viaje individual que cada uno de nosotros debe hacer, del nacimiento a la muerte. Está marcado por el ritmo biológico de toda vida humana. El señala los tres únicos momentos de nuestra vida de los cuales podemos estar absolutamente seguros: hemos nacido, vivimos ahora y moriremos un día. El comienzo, el principio de toda vida humana, la concepción en el seno maternal. El ahora nos sitúa en el momento en que nosotros pedimos a María sus oraciones. Tiene en cuenta la muerte, nuestra muerte. Es una oración increíblemente física. Está marcada por el inevitable drama corporal de todo ser humano que ha nacido y debe morir.

Y esto, indudablemente, es un bien dominicano pues la predicación de Domingo comienza en el Sur de Francia, no lejos de aquí, contra los herejes que despreciaban el cuerpo y que consideraban la entera creación como mala. Se enfrentaba a una serie de modas de espiritualidad dualista que afluyen regularmente en Europa. San Agustín, de quien nosotros seguimos la regla, fue cogido en otro de esos movimientos siendo joven. Fue maniqueo. Hoy todavía un gran "campo" del pensamiento popular es profundamente dualista. Los estudios han mostrado que los científicos modernos piensan generalmente en la salvación en términos de escapatoria del cuerpo.

sábado, 15 de octubre de 2011

Rosario para la casa y el camino


Hay todavía otro aspecto que es muy dominicano. Es una oración para la casa y una oración para el camino. Es una oración que construye una Comunidad y, al mismo tiempo, nos empuja al viaje. Se da ahí una tensión muy dominicana. Tenemos necesidad de nuestras comunidades. Tenemos necesidad de lugares donde estar entre nosotros, con nuestros hermanos y nuestras hermanas. Y al mismo tiempo somos predicadores itinerantes, no podemos asentarnos demasiado tiempo, sino que debemos lanzarnos a la predicación. Somos contemplativos y activos. Permítaseme explicar ahora cómo el "Dios te salve, María" está marcado por esta tensión.

Pensad en los grandes cuadros de la Anunciación. En general nos presentan una escena doméstica. El ángel ha ido a casa de María. Ella está allí, en su habitación y, normalmente, leyendo. Con frecuencia se ve en el fondo una hiladora o una escoba contra la pared. Fuera, un jardín. Es aquí, en su casa, donde empieza la historia. Y es justo que así sea, ya que la Palabra de Dios construye su hogar entre nosotros. Dios viene a plantar su tienda entre nosotros.

Hasta cierto punto, el Rosario es con frecuencia la oración de la casa de María y de la comunidad. Tradicionalmente se rezaba cada día en las familias y en las comunidades. Desde la mitad del siglo XVI se crea las cofradías del Rosario que se reunían para rezar juntos. Por eso el Rosario está profundamente asociado a la comunidad, a la oración compartida. Debo confesar que tengo recuerdos bastante ambiguos del Rosario en familia. En nuestra casa no se rezaba el Rosario, pero yo solía ir a casa de unos primos que lo rezaban todos los días en familia. Con frecuencia era una catástrofe. Algunas tardes se cerraban las puertas, pero los perros entraban siempre en la sala y se ponían en medio de la familia lamiendo la cara de la gente. Así poco importaba nuestras piadosas intenciones, la risa acababa estallando. Por eso llegué a temer el Rosario en familia.

jueves, 13 de octubre de 2011

El Rosario y el silencio


Con frecuencia concebimos la oración como el esfuerzo hecho para hablar a Dios. La oración parece, a veces, una lucha por alcanzar a un dios distante. ¿Se trata solo de que nos oiga Él? Esta sencilla oración nos recuerda que no es así. No somos nosotros quienes rompemos el silencio. Cuando nosotros hablamos, es una respuesta a las palabras recibidas. Entramos en una conversación que no ha sido iniciada por nosotros. El ángel proclama la Palabra de Dios. Y esto crea un espacio en el que nosotros podemos hablar por turnos: "Santa María, Madre de Dios".

Nuestra vida sufre con frecuencia a causa del silencio. Está el silencio del cielo que parece, a veces, estar cerrado. Está el silencio que parece separarnos a los unos de los otros. Pero la Palabra de Dios llega a nosotros por la buena predicación y rompe las grandes barreras. Estamos liberados de nuestro mutismo, capaces otra vez de recibir la Palabra. Sentimos llegar la Palabra, las palabras destinadas a Dios y las palabras que nos dirigimos unos a otros.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Curso de psicología espiritual: "El cielo está en ti"

Durante los días 7 a 9 de octubre ha tenido lugar en nuestra Casa un curso de psicología espiritual que ha impartido fr. José A. Segovia op, y que llevaba por título "El cielo está en tí. Presupuestos para una espiritualidad del corazón". Adjuntamos a continuación la presentación realizada por Carlos y Edu, a quienes agradecemos su trabajo y el cariño con el que lo han hecho.

martes, 11 de octubre de 2011

El Rosario y el Avemaría


El "Avemaría" comienza con las palabras del Ángel Gabriel: "Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor está contigo". Los ángeles son predicadores profesionales. Es su mismo ser el que proclama la Buena Nueva. Las palabras de Gabriel son un perfecto sermón. Y breve. Proclama la esencia de toda predicación: "El Señor está contigo". Es ahí donde nosotros encontramos el corazón de nuestra vocación: nos decirnos unos a otros, "Ave, Daniel! ¡Ave, Eric!, el Señor está contigo". Por eso Humberto de Romans, uno de los primeros Maestros de la Orden, decía que nosotros, los dominicos, somos llamados a vivir como ángeles. Tengo que confesar, sin embargo, que, según mi experiencia, la mayoría de los Dominicos no son especialmente angélicos.

El pasado Diciembre me encontraba en Ho Chi Minh-Ville, en mi visita canónica a la Provincia de Vietnam. Al final de nuestra jornada de trabajo, a mi Socio y a mi, nos gustaba salir y perdernos en las pequeñas calles de la ciudad. Uno de nuestros placeres consistía en escaparnos del espía que el gobierno enviaba para ver lo que nosotros podíamos "fabricar". Mientras atravesábamos el laberinto de calles llenas de vida, podíamos ver gente que apostaba, comía, hablaba, jugaba al billar. En muchas de las casas se veían imágenes de Buda. Una tarde, a la vuelta de una calle, entramos en un parque y, allí, en medio, se encontraba la estatua de un dominico con alas. Era San Vicente Ferrer que se representa siempre como un ángel. Era el gran predicador. Daniel me dijo que se le consideraba como el ángel del Apocalipsis, anunciando el fin del mundo. Es claro que ningún predicador puede tener siempre razón... Así pues, el Arcángel Gabriel es un buen modelo para nosotros, dominicos.

domingo, 9 de octubre de 2011

Diálogos en la vida: "Comunicar-se"

La sencillez del Rosario


Puede parecer curioso que una oración tan sencilla como el Rosario se asocie particularmente con los dominicos. Raramente se piensa en los dominicos como personas sencillas. Tenemos fama de escribir obras extensas y complejas de Teología. Sin embargo se nos pide mantener el Rosario. Es nuestra "santa herencia". Hay una larga tradición iconográfica de Nuestra Señora dando el Rosario a Santo Domingo. 

Pero, ¿por qué esta sencilla oración es tan querida para los dominicos? Quizás porque en el corazón de nuestra tradición teológica persiste una aspiración a la sencillez. Santo Tomás de Aquino decía que no podemos comprender a Dios porque Dios es esencialmente sencillo. Su sencillez supera todas nuestras concepciones. Estudiamos, afrontamos problemas teológicos, ponemos a prueba nuestros espíritus, con el fin de acercar el misterio de quien es total sencillez. Debemos ir más allá de la complejidad para llegar a la sencillez.

sábado, 8 de octubre de 2011

Rezar el Rosario es como respirar

Cuando se me pidió hablar del Rosario debo confesar que tuve un momento de pánico. Nunca he leído nada sobre el Rosario, no he reflexionado sobre él en mi vida. Estoy seguro que la mayoría de vosotros tiene ideas más profundas sobre el Rosario de las que yo tengo. Para mi el Rosario es justamente algo que realizo sin pensar en ello, como el respirar. Respirar es muy importante para mí. Estoy respirando en todo momento, siempre, pero nunca he dado una conferencia sobre la respiración. Rezar el Rosario, como respirar, es muy sencillo. ¿Qué se puede decir de ello? 

Fr. Timothy Radcliffe, op
(Publicaremos sus reflexiones a lo largo de todo el mes de octubre)


Los dominicos andaluces y el Rosario

Fr. Fernando Aporta García, op+

Quiero en este breve trabajo dar cabida a unos cuantos nombres de dominicos andaluces que fueron en esencia apóstoles del Rosario y que de alguna manera nos permiten captar alguna de sus vibraciones emocionales al dejarlas estampadas en sus escritos.


Siglo XVI 
 - Abre el catálogo Fray Alonso de Cabrera, Catedrático de la Universidad de Osuna y uno de los más célebres oradores de su tiempo. A su pluma se debe "Las glorias de María". Siendo prior de Regina en Sevilla firmaba, junto a los miembros de la comunidad y ante escribano público, la escritura -1 de agosto de 1521- por la que se concedía a la Cofradía del Rosario locales anejos al convento, para que en ellos se labrase la capilla, que él mismo bendeciría el 17 de mayo de 1592.

- Fray Andrés de Flores, filólogo y poeta, escribe "Devocionario. Suma de las espirituales cofradías de los juramentos y Rosario de Nuestra Señora.

- Fray Luis de Granada, el orador y escritor de los mejores conciertos de la lengua española. Le recordamos en dos obras que, aunque sacadas de sus escritos, se popularizaron en los siglos XIX y XX y son: "Mes del Rosario" y "Los quince sábados del Rosario"

viernes, 7 de octubre de 2011

Madre del Santo Rosario

Virgen del Rosario


Cantemos Señora tu dulce regalo,
guirnaldas de lirios del jardín de Dios. 
Virgen del Rosario, Reina de los mares
y las tierras todas que ilumina el sol.
Oración de amores, cadena de flores,
con que el mundo ciñes a tu corazón.
Salterio de rosas que un ángel cantara,
ese es tu Rosario, perfume de amor.

jueves, 6 de octubre de 2011

Historia de la devoción al Rosario

El 7 de octubre de 1571 se llevó a cabo la batalla naval de Lepanto, en la cual los cristianos vencieron a los turcos. Los cristianos sabían que si perdían esta batalla su religión podía peligrar  y por esta razón se confiaron a Dios por intercesión de la Santísima Virgen. El Papa Pío V, dominico, pidió a los cristianos rezar el Rosario por la flota. En Roma estaba el Papa despachando asuntos cuando de pronto se levantó y anunció que sabía que la flota cristiana había salido victoriosa. Ordenó el toque de campanas y una procesión. Días más tarde llegaron los mensajeros con la noticia oficial del triunfo de los cristianos. Posteriormente instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias el 7 de octubre.

Posteriormente Gregorio XIII cambió el nombre de la fiesta por el de Nuestra Señora del Rosario, y determinó que se celebrase el primer domingo de octubre, día en que se había ganado la batalla. Actualmente se celebra el 7 de octubre, aunque algunas comunidades dominicanas la siguen manteniendo el primer domingo de octubre.

Para conocer más sobre la Historia del Rosario os remitimos al Blog de la Archicofradía dominicana del Rosario de Granada.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Rosario para tiempos difíciles


El 7 de octubre es la fiesta de la Virgen del Rosario. Sobre el Rosario se ha dicho muchas cosas. Tiene sus grandes defensores. Algunos la consideran una oración repetitiva y propia de gente sencilla. Dejando aparte que la gente sencilla merece un respeto y que toda oración es grata a Dios, no en función de su calidad literaria, poética o teológica, sino en función de las disposiciones del orante y de su capacidad de ayudar al que la recita a elevar su corazón a Dios, quisiera hacer una consideración sobre el Rosario que quizás pueda ayudar a algunos recelosos a valorar un poco más esta oración.

Es fácil de memorizar y de recordar; alude a los diferentes misterios de la vida de Jesús. Para rezarla no se necesita de ningún preparativo, ni de ningún lugar, libro, material o instrumento especial. Muchos la hemos aprendido siendo niños y, desde este punto de vista, enlaza con momentos de nuestra vida en los que la relación con Dios resultaba más natural y menos complicada. Todo esto me lleva a lo siguiente: hay momentos en la vida difíciles, dolorosos, complicados. Estos momentos hacen que el creyente se pregunte por la presencia de Dios en su vida. Aclaro que yo no creo que Dios sea un recurso fácil ante las dificultades y que, en mi opinión, hay que buscarlo siempre, en los buenos y en los malos momentos. Aclaro también que las dificultades no se resuelven cruzándose de brazos y esperando mágicas intervenciones divinas.

Pero sí digo que el Rosario puede ser una oración sencilla para momentos difíciles. Momentos en los que resulta casi imposible hacerse planteamientos serenos sobre Dios. Y en los que es mejor no hacerlos. En estos momentos el Rosario puede ayudar, puede servir para sentirse acompañado por la misteriosa presencia de Jesús resucitado. Son momentos en los que uno no sabe qué decir, quizás tampoco sabe qué pensar. El Rosario ayuda a mantener el alma serena, el corazón confiado, la mente ocupada en Dios. Ayuda a que los labios y la vida bendigan, hablen bien. Sin duda la dificultad sigue estando ahí. Pero hay dos maneras de enfrentarse a las dificultades que parecen insuperables: con desesperación o con confianza. Una confianza quizás no muy consciente, pero no menos real. El Rosario ayuda a vivir las dificultades con esta confianza.


sábado, 1 de octubre de 2011

Tú eres mi Padre


Pongo mi vida en tus manos,
Padre mío me abandono a ti.
Haz de mi lo que quieras,
estoy dispuesto a aceptarlo todo...

... con infinita confianza
porque tú eres mi Padre.


Letra y Música: Luis Guitarra
 (Basado en el texto de  Focauld)