miércoles, 4 de mayo de 2011

Luz

“Los que viven según la verdad se acercan a la luz”
Jn 3, 16-21
Nos da miedo la oscuridad. No es fácil vivir en ella, ni trabajar, ni crecer de forma sana. La oscuridad nos adormece y paraliza, nos detiene, nos despista.  Cristo es la “luz del mundo que ilumina a todo hombre”. Pero es cómoda la oscuridad. Permite que se confundan las intenciones, que se acaben los lenguajes, que reine la mentira, que el mal se haga más fuerte. Existen siempre intereses de todo tipo porque se haga de noche. En política o en economía, en justicia o en derechos humanos, en los medios de comunicación. ¡Hasta en los propios sentimientos! Y entre las sombras surgen siempre intereses siniestros… Pero Cristo es luz. Y la experiencia pascual tiene fuerza como para denunciar toda oscuridad, hasta la propia. ¿Qué hay en tu vida de tiniebla? ¿Por dónde van tus noches? ¿Qué escondes? ¿De quién te escondes? Que la luz del Resucitado te devuelva la vitalidad que necesitas.

3 comentarios:

  1. Yo quiero ser esa luz
    En la oscuridad hacen falta luces que nos guíen... brillos que nos enseñen hacia dónde caminar. Y el tiempo pascual es el tiempo para descubrir, con júbilo, ese resplandor oculto en la entraña de las vidas y la historia...

    Ahora que me siento con fuerzas, quiero ir un poco más allá. Quiero hacerme consciente de que usas mis manos, mis abrazos, mi sonrisa, mi vida… para dar luz a los demás. Esa luz que me iluminó en la noche de Pascua....

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  2. Tu luz Señor, nos hace ver la luz

    (Salmo 35)

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  3. Has venido como luz, eres la luz, escuchar tu palabra es quedar iluminado desde lo más profundo del interior con una luz esclarecedora, que nos aleja de las propias tinieblas internas, que disipa las oscuridades. Tú eres la luz, has recibido la luz del Padre, con el que eres uno, y al darnos tu luz nos invitas a participar de esa unión plena. Parece complicado…simplemente, me pongo bajo tu luz.

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